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Carmen Pérez Novo.

De profesión, sus labores

La casa es un centro de trabajo pesadísimo y rutinario que empieza y termina todos los días

En la sociedad actual, curiosamente, se sigue considerando el trabajo del ama de casa como carente de valor e improductivo, puesto que no proporciona productos acabados. Sin embargo, es una profesión muy frecuente. Hoy por hoy, a pesar de los grandes avances que hemos experimentado y del reconocimiento del enorme poder del sexo femenino por un amplio sector de la población, es prácticamente imposible que la mujer, que decide compartir su vida con un hombre, pueda rechazar su papel de ama de casa. Pero, además, ellas, las mujeres, tienen otra función importante: la reproductiva. Gestar hijos, parirlos, cuidarlos y criarlos, hasta que se valgan por si solos, fecha, por otra parte, muy retrasada, debido a la gran incidencia de paro juvenil.

Lo cierto es que la casa es un centro de trabajo pesadísimo y rutinario, que empieza y termina todos los días y, aunque hoy las tareas domésticas pueden simplificarse, debido a la tecnología, esta mecanización no es suficiente para que la mujer sea capaz de olvidar todas sus obligaciones. Su aislamiento social se mantiene. No debemos olvidar que hay mujeres que han elegido libremente esta profesión de "amas de casa" y dicen estar contentas con ella; pero son las mínimas. La mayoría se quejan de una vida vacía y con poco sentido, y de falta de reconocimiento.

Y ni que decir tiene el sinfín de ellas que, aparte de las tareas domésticas, realizan otro trabajo fuera del hogar. Y esto si que es complicado. Pero, así son las cosas para el sexo femenino, porque el centro de la vida del individuo, es la pareja, y la familia promete seguridad afectiva, ahuyenta el fantasma de la soledad y es un seguro para la vejez. Pero este modelo de familia, gústenos o no, está en crisis; son muchas las parejas que se rompen y, en lí- neas generales, lo hacen, porque, para que se mantenga, es imprescindible que la mujer acepte como primordial su papel de esposa y madre subordinada y supeditada.

Y muchas no están dispuestas a ello. Que duda cabe que mientras haya hogar alguien tiene que atenderlo y mientras haya hijos alguien tiene que cuidarlos, pero cada vez es mayor el número de las que no quieren estar alineadas por el hombre y exigen esa relación de igualdad, en todos los aspectos, que debe existir en la convivencia, y que no acaba de llegar al ámbito de la vida familiar.

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