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Santiago Lago Peñas.

La competitividad gallega en perspectiva

Tomar perspectiva es siempre bueno. Porque permite contemplarnos con mayor objetividad y realismo. Por ese motivo, en el Informe Ardán de la Zona Franca de Vigo de este año se incluye la información del indicador sintético de competitividad a escala regional que elabora la Comisión Europea, el Regional Competitiveness Index (RCI).

El gráfico adjunto muestra los valores del índice más recientes (2.016). Galicia se sitúa en la zona media-baja de la clasificación. Concretamente, es la 181 de las 263 regiones analizadas, lo que supone que el 68% de los territorios estarían por delante. La posición de Galicia sería ligeramente peor que la registrada en el caso del PIB per cápita (167).

No obstante, el conjunto de Portugal y el Sur de España (incluida Castilla-La Mancha) estarían por debajo. La situación en Galicia permanece estancada desde el indicador de 2.010 en un contexto español en el que ninguna Comunidad Autónoma ha mejorado y el Arco Mediterráneo y Andalucía han empeorado.

El RCI puede descomponerse en tres dimensiones, que la EU denomina básica, de eficiencia y de innovación. La primera integra variables que se refieren a la educación no universitaria a escala estatal, la salud, la estabilidad macroeconómica a escala estatal, las infraestructuras y el marco institucional (corrupción, crimen, facilidad para los negocios, calidad regulatoria, eficiencia del sistema judicial, etcétera). La dimensión de eficiencia recoge variables referidas a educación superior, formación continua, mercado de trabajo y tamaño del mercado regional (riqueza y tamaño poblacional). Finalmente, la dimensión de la innovación se construye combinando indicadores de I+D+i y avance tecnológico. Los resultados de los rankings son muy similares en los tres casos: 181, 191 y 179, respectivamente. En los vectores concretos en los que Galicia estaría mejor son salud (63/263) y educación no universitaria (12/28).

Ante este diagnóstico no cabe la autocomplacencia. Tenemos muchos deberes por delante. Y son deberes que deberíamos hacer entre todos. Tenemos que esforzarnos más en definir y ejecutar estrategias colectivas. Comenzando por el Parlamento de Galicia. Necesitamos acuerdos ambiciosos y no disensos reiterados.

*Director de GEN (Universidad de Vigo)

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