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Dos tácticas enfrentadas

Juncker y Macron chocan a la espera del juego de Merkel

Se da por descontado que el inaplazable debate sobre el futuro de la UE se pondrá en marcha tras las legislativas alemanas del día 24. Pero se desconoce a qué velocidad. El francés Macron presentará sus propuestas de reforma para la eurozona 48 horas después de que los germanos cierren las urnas. Sin embargo, las posiciones de la casi segura ganadora Merkel pueden tardar días o semanas en conocerse, ya que dependerán tanto de las alianzas a las que le obliguen los resultados electorales como del control de tiempos que juzgue oportuno hacer.

Ni apresurado ni cauteloso, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, volteó ayer sus cartas con la tranquilidad del patrón que se sabe simple marinero experto al que a veces se escucha. Y lo hizo, a la contra, defendiendo el refuerzo de la Europa a velocidad única -euro para todos y todos en Schengen- y con un poder doblemente robustecido para Bruselas: superpresidente de la UE elegido por sufragio universal y comisario de Economía con ropajes de superministro de Finanzas de la eurozona.

Está claro que la propuesta de Juncker choca con las insistentes llamadas de Macron a construir Europa a dos velocidades. Contradicción que no sorprende porque corren vientos de bajarle los humos al joven enarca prodigio y recordarle que Francia es el número dos de la partida.

En principio, Juncker también chocaría con Merkel, quien ha venido defendiendo las dos velocidades y, por supuesto, quiere un pelele al frente de la UE y no un superpresidente. Pero la alemana se opone a cualquier integración que no pase por un férreo control presupuestario. Y, además, ni ella misma puede anticipar qué cartas tendrá el día 25. De modo que resulta imposible saber cuánto de aceptable hay en Juncker para una Merkel que, de momento, no sabe siquiera a qué velocidad va a poder desplazarse.

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