Si Hipólito de Sa agradeció a priori el incondicional apoyo que recibió por parte de Amigos de Pontevedra, otro tanto hizo a posteriori con la Agrupación de Libreros de Pontevedra por su enorme generosidad.
Los libreros renunciaron de antemano a su porcentaje comercial en la venta del libro para abaratar el precio y pusieron sus locales a disposición del autor para realizar firmas de ejemplares. Entre los días 29 de agosto y 1 de septiembre, Hipólito de Sa pasó por las principales librerías, en estancias de mañana y tarde. Esa promoción ayudó mucho y el libro se convirtió en un auténtico best-seller. La edición se agotó en dos meses escasos.
El autor no encontró otra forma mejor y más sentida de corresponder al trato recibido, que ofrecer y compartir un vino español con los libreros pontevedreses en la Residencia de Estudiantes de la Caja de Ahorros a mediados de septiembre.
Precisamente aquellos días, la Agrupación de Libreros de Pontevedra puso en marcha una campaña publicitaria para incentivar la compra de los libros escolares en sus establecimientos. "Las cosas en su sitio y un sitio para cada cosa", rezaba el mensaje lanzado en favor de su profesionalidad.
Un total de trece librerías formaban entonces aquella diligente y solidaria entidad corporativa: Antúnez, Paredes, Viñas, Seoane, Cao, Portela, Paz, Cervantes, Pondal, Luís Martínez, Litoral, El Pueblo e Indalecio Viñas. Solo tres o cuatro perviven cuarenta años más tarde.
