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Pasando de todo (Cataluña)

Las repercusiones del proceso independentista catalán

Olviden ustedes lo que era antes el Día del Caudillo, el 1 de octubre, y su presunto referéndum catalán. Pónganse un poco más allá, en la independencia proclamada de Cataluña, ya tras el referéndum, ya tras unas elecciones plebiscitarias. ¿Cuáles serían las consecuencias?

Dramáticas, tanto en Cataluña como en el resto de España. Económicas, sociales y políticas. En Cataluña, más de la mitad de la población se vería despojada de su condición de españoles y obligada a vivir en un territorio donde progresivamente "lo catalán" iría desplazando "lo español" y donde se produciría una presión creciente sobre "los españolistas". En el ámbito económico sería terrible: correrían peligro (al menos durante un tiempo) los servicios públicos por dificultades de financiación, así como el pago de prestaciones sociales y pensiones. Sin banco europeo que les permitiese financiarse, tendrían que acudir a la emisión de bonos, pagarés y belarminos con un altísimo tipo de interés, si es que alguien se animase a prestarles dinero; muchas empresas emigrarían y habría un parón notable en la economía.

En el resto de España padeceríamos otras plagas. Para empezar, tendríamos que correr con la deuda catalana (unos 70.000 millones de euros), que es deuda del Estado español, y habría repercusiones inevitables sobre la prima de riesgo, el crecimiento y el empleo, menores que en el caso catalán pero advertibles. Y, a partir de ahí, Euskadi ser vería obligado a recorrer el mismo camino: sea cual sea la voluntad del PNV actualmente, no tendría otra solución, presionado por el radicalismo abertzale. Seguramente, por otro lado, no se cerraría ahí la lista de comunidades atraídas por el ejemplo.

¿Constituye todo ello un conjunto probable de acontecimientos? Aunque no inevitable, sí. ¿De carácter gravemente dañoso? Sí. ¿Preocupa algo de ello a los españoles? Nada. Únicamente al 2,6%, según la reciente encuesta del CIS. ¿Es que están seguros de que no se va a producir la independencia? ¿Es que les da igual porque desean que los catalanes se larguen de una vez? Algo de ello podrá haber, pero, a mi entender, la razón es que los ciudadanos de este país, salvo en lo que afecta a sus propios intereses inmediatos, pasa de todo o, de otra forma, mantienen una ceguera voluntaria al respecto, que siempre es menos incómodo que poseer la consciencia del peligro y tener que pensar en él o tratar de obrar para evitarlo.

Ya sé que existen políticos, intelectuales, empresarios y economistas que aseguran que no habrá independencia de Cataluña "porque es imposible", lo mismo que otros afirman que no habrá referéndum. De todas formas, quienes aseguraban que, al final, no habría referéndum porque los independentistas se echarían hacia atrás parece que van errando, lo mismo que los que aseguraban que no lo habría por la sencilla razón de que era ilegal.

Yo he dicho aquí que para proclamar la independencia les bastaba, como en el 34, con un balcón, lo que es lo mismo que decir "un referéndum" o "la mayoría de un parlamento". Porque las claves del acto y del éxito del mismo residen en la voluntad de proclamar la independencia (que la tienen) y, en su caso, la decisión de los jueces de someterse a la legislación española actual o en la emanada del Parlamento secesionista y, especialmente, en el acatamiento de los Mossos d'Escuadra de una u otra legitimidad.

Ya sé que aquí queda otra variable: los instrumentos del Estado para hacer frente a la insurrección y su decisión de aplicarlos. Lo veremos en pocos meses, aunque se abre una duda: la de si las continuas declaraciones por parte de los gobernantes catalanes de no acatar la legalidad (y el no acatarla ya) no constituyen, en este momento, un acto delictivo; y en ese caso, de ser así, ¿por qué no se actúa? Ahora bien, existe una variable importante en el ámbito de la legalidad constitucionalista: el escaso entusiasmo (o, más bien, la negativa absoluta) de alguna fuerza política para poner en marcha determinadas medidas legales.

De todas formas, y si ustedes quieren quedar más tranquilos, les diré que una parte importante de los conocidos y contactos míos que tienen conocimiento de la materia siguen sosteniendo que los independentistas acabarán por echarse atrás, por la "locura" que todo ello supone y el caos que conllevaría para los catalanes. Incluso, hay quienes, al respecto de la intervención de la autonomía de Cataluña por el artículo 155, sostienen que no pasaría nada, que no habría ninguna revuelta popular por ello. Y, aducen, como precedente, la suspensión en su día de Herri Batasuna. Todo el mundo -dicen- temía que fuese a arder Euskadi y no se movió ni una mosca.

Pronto lo veremos.

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