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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El papelón

Dicho, como siempre, con todos los respetos hacia las personas, habría que hacer con esto de las Cíes, lo mismo que muchos maestros en las escuelas: "el que sepa explicarlo, que levante el dedo". Y es que se están acumulando una serie de disparates que no solo no pueden entenderse, sino que tienen una razón política y administrativa imposible; y eso que no parece haberse entrado todavía en el capítulo de responsabilidades. Y que, sobre todo, reflejan poca seriedad por parte de la Administración, bien porque sea demasiado benévola o porque no puede ir más allá.

(En este punto, y dicho desde el mismo respeto del introito, conviene puntualizar que no parecen de recibo los ataques del alcalde Caballero a la Xunta. Es cierto que desde el punto de vista literal, al gobierno gallego corresponde la responsabilidad -al menos subsidiaria- por un control deficiente, y también que don Abel es un maestro en buscar rentabilidades políticas y electorales, pero afirmar, como lo hizo que la Xunta actúa -o no actúa- intencionadamente contra Vigo es absurdo y él lo sabe. Por eso suena tan mal, y por eso no es bueno para nadie).

No se trata de repartir culpas o responsabilidades de forma más o menos equitativa para equilibrar errores. Lo que procede es recordar que quienes han incumplido son las navieras y el que ha fallado in vigilando es el Patronato de las Illas Atlánticas. Pero lo que deja con la boca abierta de pasmo es el dato, publicado por este periódico, según el cual las Cíes carecen de plan de uso y gestión 15 años después de ser declaradas Parque Nacional. Es increíble y buena muestra de que un país serio no se forma con competencias, sino a través de su ejercicio capacitado y eficaz.

Por eso se ha citado también la crítica del señor alcalde además del "papelón" del Patronato de las Illas Atlánticas o las benignas sanciones de la Xunta a las navieras. Porque es imposible creer que un Ayuntamiento que trabaja desde hace años para reclamar la condición de las Cíes como Patrimonio de la Humanidad ignore, y si lo ha hecho por descuido o intención es imperdonable, la carencia de ese plan de uso. De modo que, bien mirado, aquí el "papelón" lo han hecho todos, aunque es bien cierto que unos bastante más que otros.

La moraleja aplicable podría ser aquella que dice lo de que entre todos lo intentaron, pero la casa sin barrer. Y peor aún: este episodio quizá haya restado posibilidades a que Galicia tuviese además de Compostela, otro patrimonio universal que, además de legítimo orgullo, proporcionase una nada desdeñable fuente de ingresos. Pero se ha demostrado, una vez más, que en asuntos importantes aquí hay un gafe o, lo que es aún más perverso, un grupo de gente malintencionada que disfruta aplicando lo de "cuanto peor, mejor". Y hay que acabar con todo ello.

¿O no...?

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