Curioso al menos es el proceso que el año 1814 abrió la Inquisición de Santiago a Francisco Carballo y Ana María de Otero, vecinos de la parroquia de San Ciprián de Covas (Pereiro de Aguiar) en las inmediaciones de la ciudad de Ourense, padres de un niño de 5 años, Fernando, "llamado vulgarmente El Sabio" "por ejercitarse en adivinaciones, supersticiones y estafas". Toda una página de aquel mundo pintoresco de supersticiones y de ferias tan magistralmente descrito por Álvaro Cunqueiro, y estudiado con rigor por etnógrafos como Jesús Rodríguez López en su obra Supersticiones de Galicia y preocupaciones vulgares, un clásico y por otros etnógrafos.

El documento es largo, cerca de 150 páginas, y por tanto reiterativo tal como eran los procedimientos judiciales, con testigos, comisiones, delaciones, avisos que van aportando detalles y sorpresas, curiosidades y matices que conforman un retrato de la sociedad rural de la Galicia del siglo XIX. La denuncia a la Inquisición la hizo el 20 de agosto de 1814 el cura de Covas Don Marcos Pérez Otero, alarmado por el gentío que llega hasta allí por las supuestas artes adivinatorias, y será quizá uno de los últimos procesos seguidos en este tribunal. No le faltaron amenazas de muerte por ello. Desde luego merece la pena curiosear en las declaraciones de los testigos y en los detalles de aquel proceso conservado en el Archivo de la Catedral caja 57/1. Los testigos que declaran informan de lo que han visto y experimentado, en su mayor parte suponiendo o comprobando el embuste pero otros afirmando aciertos en la adivinación. Como curiosidad señalar que uno, Benito Bamio, vecino de Outeiro de Covas de 34 años, es de oficio alfarero.

Los citados son los protagonistas, pareciendo por las declaraciones ser la madre la que estaba detrás del "negocio", la que orientaba las respuestas, teniendo otro hijo entonces de pecho, que también pretendía era "saludador" es decir que también tenía virtudes curativas. "La madre dijo en cierta ocasión y otro niño suyo llamado N tenía la virtud de salvar de dolencia de ojos con el soplo". El niño había sido bautizado el 30 de marzo de 1810 y parece, según informa el párroco, que la inducción a esta superchería nacía de una ciega de cerca de Ribadavia, A Lamosa, que se dedicaba a la adivinación, sobre la que también el Santo Oficio pide información, y que habría comunicado al soguero José Represa la existencia de un niño sabio en esta zona y que dedujeron solo podía ser el Fernando, lo que comunicó a la madre, siendo la suegra del Represa que pedía limosna por varios lugares la que empezó a difundir la noticia con éxito, llegando gentes "de Monterrey, Limia, Caldelas, Ribeiro de Avia, Monforte, Portugal, dos curas de Lugo y varios maragatos que con unas treinta caballerías rodearon según dijeron tres leguas por venir junto a él". Uno de los escritos hace el catálogo de las "artes": "el niño llamado sabio responde a todas o las más consultas que se le hacen por innumerables personas de ambos sexos que diariamente concurren, sobre todo género de cosas ocultas que están fuera del alcance del hombre como por ejemplo dónde hay tesoros, dónde paran las cosas perdidas, dónde las personas ausentes, si éstas viven o no, si están ricas o no ricas, qué enfermedad padece tal persona, de qué le proviene, si las mujeres su marido son infieles a sus consortes; con quien habrá de casarse tal persona, cuál de los que la pretenden la tendrá más cariño, quien robó tal cosa y quien ganara tal pleito, todo lo cual y demás que se sigue hace por sugestión de su madre." No solía responder por la tarde disculpándole su madre diciendo que por haber nacido el Sabio en la estrella de la mañana solo responde a mediodía "y se presume sea para tomar esta tiempo de informarse de los concurrentes sobre el objeto de su venida y se cree que en la madre consiste lo más del embrollo.". Atribuyen muchos testigos a la madre ser la "organizadora" del negocio que dejaba en su casa pan, huevos manteca, castañas y dinero.

La búsqueda de tesoros fue una obsesión de siempre, tiene que ver con leyendas de "mouros" es decir de los castros donde se suponían enterradas riquezas y se pensaba encontrarlos con ayuda del Ciprianillo, en el proceso se manda registrar la casa por si tenían este libro supersticioso, aunque no apareció. Estas "excarvaciones" se hacían de modo sigiloso y con mezcla de magia, estos son los detalles que dan los testigos sobre este interesante asunto: "En mucho tiempo la ocupación del padre del niño sabio ha sido andar buscando tesoros, el testigo vio trabajar a más de 12 personas en descubrir uno en el lugar de Sobrado feligresía de Triós, donde tenían cama, sin que hubiesen sacado cosa alguna, pero vio que no se desengañaron con esto pues víspera de todos los Santos del año anterior avisaron al declarante por la noche concurriese a la casa de su vecino Francisco Carballo. Halló en ella seis hombres con el dueño, este y su mujer encargándole todo secreto le dijeron iban a su cortiña de Chao de Outeiro a buscar un tesoro que partirán por libra; pero que cuidase sobremanera no nombrar a Jesús o a Dios porque desaparecería, sino echar demonios y ajos y cuanto más mejor. El declarante le respondió no quería ir a perder tiempo aunque le contestaron para animarle estaba allí un castellano, llamado Miguel vecinos de Moas, feligresía de Saa, Mourisco anejo de Paderne en la Rabeda que tenía unas varillas tocadas a la piedra imán las que puestas en la mano abierta una cuarta de altura sobre la tierra si se meneaban señalaban haber tesoro debajo, que ya antes de este día el niño Fernando dijera diferentes veces al declarante tenía un tesoro en dicha cortina de plata y oro y sobre él una culebra y que el abuelo de este muchacho le advirtió ser el encanto del tesoro? y con efecto fueron al sitio señalado y el castellano aplicó las varillas y se movieron porque torció la mano y aunque el testigo le advirtió la trampa se empeñaron en cavar? estuvieron trabajando toda la noche y no encontraron nada" . Siguen otras circunstancias de estas inútiles búsquedas que reflejan como en una fotografía estas alocadas búsquedas de tesoros. Además de los tesoros dichos un testigo vio el hoyo de otro en Rocas, de otros en Acebedo y otro en Cortegada de Rubiacós donde el sabio dijera tenía por señal en un peñasco la herradura de un caballo, otro en Loña y en otros sitios".

Enfermedades

Le preguntaban por causas y remedios sobre una variada tipología de dolencias, así "cierta persona preguntó al niño en qué consistía que dando bien de comer a su ganado lo tenía flaco y flojo y le respondiera buscar siete rescriptos, no ocho ni seis por deber ser nones", uno de los testigos dice "que a los que le consultan sobre enfermedades de personas o ganados les receta rescriptos y de estas dice alguna vez es un meigallo o feitizo y a una mujer le dijera al sabio le entrara un meigallo por un ojo." A una mujer que vino para curarse de la cabeza que tenía enferma le mandó le dijesen los Evangelios pero que aunque se los hicieron en San Francisco de Ourense no la habían sanado y por eso volvía.

Personas y cosas perdidas

Le preguntaban por personas ausentes si estaban vivas, de objetos y dinero robado o perdido, respondía de modo inconcreto creando con ello falsos sospechosos, "un hombre algo bajo" con los problemas consiguientes. A una moza a quien le llevaron unas madejas y tocino mientras estaba en Maceda le respondió había sido un hombre sin que dijese quién era, la moza le preguntó si tenía una cruz de piedra a la puerta respondió que sí, el calumniado por ello se querelló. Preguntaron unos padres al niño por dos hijos suyos que tenían soldados respondió que murieran ambos y pasados algunos días llegó uno y el otro escribió con fecha posterior. En otros casos si acertaba donde estaba lo sustraído quizá por pura coincidencia y eso avalaba su fama de adivino. El testimonio de otro testigo es que adivina cosas ocultas pasadas, presentes y futuras.

Conductas secretas

La falsedad de la mayor parte de las mismas traería problemas, como cuando a un marido en presencia de su mujer le dijo el niño que ésta en siete años de ausencia había tenido siete hijos. Un casado consultando al niño sabio sobre la fidelidad de su mujer le respondió que no lo era y que el el embarazo en que se hallaba era de otro, y un tío y un sobrino vinieron a saber si una moza que se hallaba embarazada era de este y respondió que sí. Otras mujeres le venían a preguntar si estaban embarazadas, el niño no responde sin estar allí su madre.

Ensalmos

A los enfermos les receta evangelios y rescriptos en el número 10 o en el número que le da la gana. A cierta persona que le preguntó en qué consistía que dando bien de comer a su ganado lo tenía flaco y flojo y le respondió buscar siete rescriptos, no ocho ni seis, por deber ser nones. Rescriptos y evangelios son amuletos de papel impresos, con textos y grabados de cruces que se colocaban en una especia de carterita de tela bordada, se colocaba donde se suponía había algún tipo de maleficio, se colgaban del pecho, se vendían en algunos conventos y los textos se leían como detentes o medicinas.

Cura con remedios desproporcionados y supersticiosos todo género de males, es otro testimonio, como el que dio a "una mujer que hallándose dementada con afecto histérico le mandó que la mañana del sábado antes de nacer el sol cogiese unas hierbas llamadas rabazas y que la noche del sábado hasta el domingo las tuviese a serenar y retiradas, antes de nacer el sol el domingo barriese el lar de la lumbre con ramo de laurel bendito, y en el machacase dichas yerbas y que con ellas la misma enferma se frotase por los riñones hasta donde pudiese alcanzar y así mismo que en la mañana de dicho domingo antes de nacer el sol que fuese por un camino travieso o desusado a una fuente que no se secase y que con un jarro cogiese nueve de agua con el ramo bendito echase agua en cruz en los cuatro ángulos de la casa y que trajeren se siete rescriptos y le leyesen nueve evangelios.

Juicio de la inquisición

Examinado el caso por los calificadores del Santo Oficio determinaron que todos los dichos y hechos son supersticiosos y embustes perjudicialísimos como también los remedios por no tener conexión con los fines, se consideran están implicados todos los miembros de la familia y como tras amonestarles no hicieron y se considera que se burlan del cura, del Santo Oficio y del tribunal quedando todo probado mandaron fueron presos en las cárceles secretas del Santo Oficio con embargo y secuestro de sus bienes, aunque parece que pusieron tierra por medio huyendo a Portugal .

(*)Director del Archivo de la Catedral y delegado de Patrimonio de la diócesis.