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Dos sujetos enfrentados

El gran maestro coreano, Ko Un, héroe de la resistencia a la ocupación japonesa "1905-1945" y varias veces nominado al Premio Nobel de Literatura, es un incansable defensor de la paz y de la reunificación de la península coreana. Escribió en una ocasión: "Soy parte de una nación que en toda su historia ha transitado un camino doloroso". Hoy, como nadie, Ko Un debe sufrir la peligrosa escalada verbal entre Wasington y Pyongyang.

Donald Trump y el régimen de Kim Jong-Un participan de un peligroso juego que amenaza con una destrucción masiva, no solo a ambas naciones sino a gran parte del nordeste asiático, sin contar la previsible extensión del conflicto a nivel mundial.

Tradicionalmente, Corea del Norte ha contado con el amparo de China, imprescindible para su sobrevivencia económica. Por su parte Corea del Sur se ha visto protegida militarmente por los Estados Unidos. Y esta ha sido siempre una situación tensa. El problema ahora consiste en que el conflicto ha desbordado la acostumbrada tensión regional, para implicar un escenario más devastador aún.

Ambas naciones, Estados Unidos y Corea del Norte, más allá de los arsenales convencionales, poseen armamento nuclear de efectos devastadores más allá de sus fronteras. Como se ha visto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha mostrado voluntad de bajar los humos a Pyongyang.

Pero nos preguntamos: ¿Será suficiente la mediación china para rebajar el -hasta ahora- nivel de confrontación y enfriar la tensión? Francamente, no lo veo previsible a la vista del temperamento de los dos sujetos enfrentados el dictador Kim Jong-Un y el arrogante presidente norteamericano Donald Trump.

Precisamente en este mes de agosto en que se conmemora el bombardeo atómico norteamericano a Hiroshima y Nagasaki, la humanidad se estremece ante la atroz memoria que dejaron ambos holocaustos.

Para algunos observadores, únicamente un golpe de Estado en Pyongyang que depusiera al descendiente de Kim II-Sung o una severa corrección del legislativo norteamericano al deslenguado Trump podrían aplacar los justificados temores que a todos nos mantienen en suspenso.

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