Pues dirán algunos que la ubicación no es la idónea por no tener el mar a la vista y quedar un tanto escondida o a desmano, o que patatín patatán, pero las cifras confirman que la gente va y come, que es de lo que se trata, ya sea pulpo, porquiño ao espeto o cualquiera de las múltiples especialidades gastronómicas de esta tierra y que llegan a la mesa gracias al esfuerzo y dedicación de muchos en una labor que no siempre se reconoce lo que vale.
Ecorruta. Quo vadis?
Algunos caminantes despistados que aún atienden a las señales que recuerdan tiempos mejores se quedaron bloqueados en Liboreiro. ¿El roteiro ecolóxico? Pues algo habrá que hacer...