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Ceferino de Blas.

Invitación a O Condado

Los cofrades ya han recibido la invitación para asistir a la Sesión Solemne del XX Gran Capítulo, que se celebrará el 27 de agosto en Salvaterra do Miño. Se la ha enviado el Gran Mestre da Cofradía do Viño Condado do Tea e Espumosos, que ese es su nombre completo.

Precedida en siete años por el Albariño de Cambados, la fiesta de Salvaterra parece militar en una división diferente, cuando hay tantos factores que las unen. El principal, el vino albar, y después, el ceremonial, como el antedicho, las catas y premios, y la época en que se crearon en la España del "600".

Las diferencian los orígenes. La de Cambados tiene cuna hidalga, al nacer entre pazos e impulsada por intelectuales, mientras que la de Salvaterra fue creada por la Hermandad Sindical de Agricultores y Ganaderos, por aquel alcalde emprendedor, Fernández Ojea, y cosecheros de la zona.

Las igualan los poetas. Una tiene cuna aristocrática y la otra rural, pero el tono cultural con que se revistieron no se corresponde a los orígenes de clase, se lo proporcionaron los mismos mentores. Lo resumía Cunqueiro al titular: "Fiestas en honor de don Condado y don Albariño". Es decir, tanto monta el vino de O Salnés como el de O Condado; y no hay epíteto de más en una fiesta que en la otra.

Si los escritores vigueses de mediados del siglo pasado prestigiaron con su presencia el Albariño de Cambados, y le dedicaron las mejores metáforas, al del Condado, también.

Lo cuenta Cunqueiro que madrugaba en las mañanas de San Lorenzo para ir a Salvaterra, porque la fiesta del vino se celebraba en ese día, patrono del lugar.

Ahora se ha trasladado al último domingo de agosto, después de varias probaturas, en las que llegó a coincidir con la fiesta de Cambados, lo que perjudicaba a ambas. Acertó el alcalde, Arturo Grandal, cuando fijó esta fecha.

Los escritores vigueses no estuvieron en la fiesta inaugural del Vino del Condado, el 9 de agosto de 1960, pero uno de ellos la pregonó desde estas páginas. Fue el periodista y poeta José Díaz Jácome, que se ha hecho acreedor a algún gesto de reconocimiento.

Estos son sus méritos. Dio a conocer a los gallegos que nacía la fiesta del vino del Condado, y desde el primer momento la literaturizó e imprimió un tono cultural. Pero sobre todo logró que acudiesen a Salvaterra los poetas vigueses, comandados por su paisano Álvaro Cunqueiro, que acababa de instalarse en Vigo como vecino de la ciudad, donde residirá hasta su muerte.

Con el mindoniense viajan al Condado los otros grandes de la lírica y la palabra: Castroviejo, Celso Emilio, J.M. Alvarez Blázquez, Bene, el Dr. Zunzunegui, buen conocedor de los vinos de la comarca, y cuantos hicieron de Vigo un territorio literario incomparable. También el prócer, y animador de la fiesta de Cambados, Isidoro Millán, y hasta el vate y académico, Faustino Rey Romero.

La razón de la presencia de los escritores vigueses en Salvaterra es que, durante 1961, Díaz Jácome ejerció de director en funciones de este periódico. Así surgieron los textos de Cunqueiro en los que propala la leyenda del conde de Camiña, el temible Pedro Madruga, vagando en sombra bajo las bóvedas del castillo de doña Urraca, mientras los catadores proclaman solemnemente a los vencedores. Y comienza el ritual de José María Alvarez Blázquez, designado secretario perpetuo, recitando las actas de las sesiones en lenguaje medieval.

Eso explica que ya, en 1963, Celso Emilio Ferreiro, en un artículo en el que deploraba las adulteraciones de los cosecheros, invitase a los demás vinos gallegos a copiar de las fiestas de Cambados y Salvatierra para promocionarlos. Ese mismo año nacía la del Ribeiro en Leiro, junto al Avia.

Aquella irrepetible generación de poetas y escritores "faristas" ya no está, pero no debería perderse su memoria, por lo que aportaron en los difíciles orígenes al prestigio de los festivales del vino. Trazaron el camino de la calidad y la excelencia.

En el Condado, la segunda fiesta que se creó en Galicia -pionera también entre las españolas-, queda dicho que tuvo una notable incidencia el poeta José Díaz Jácome. Se merece un recuerdo. Como Cunqueiro que fue quien mejor la cantó. Ya está a la vista una nueva edición.

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