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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La alerta

El de la creciente presencia china en caladeros tradicionales de la pesca gallega es un riesgo advertido ya hace tiempo, pero como uno de los males de este antiguo Reino es el de no tomarse en serio las amenazas económicas hasta que resultan evidentes, poco se ha hecho hasta ahora para afrontarlas. Hubo alguna reacción de empresas aisladas sobre todo en el Atlántico sur, Mauritania, la plataforma patagónica y las islas Malvinas, pero hasta que la cosa llegó a las aguas británicas, el sector no empezó a despertar.

Así que, a la vista de las noticias que publica este periódico acerca de la creciente amenaza potencial en cada vez más caladeros, habrá que esperar una reacción desde los responsables políticos y sociales de Galicia. O al menos la emisión de una alerta económica para frenar la expansión que en el mar, como en otras áreas, multiplica los riesgos de daños directos y colaterales a los intereses estratégicos gallegos. Y esas sí que sin palabras mayores que no se pueden disimular.

No se trata de reclamar medidas que vayan contra el Derecho Internacional. Ni tampoco contra las leyes -algunas no escritas, pero inexorables- de la actividad mercantil. Pero sí, desde luego, para que la Xunta reclame del Gobierno de España que extienda esa alerta a toda la UE -y, tras el Brexit, con más razón- y que pida a esta una actuación del todo diferente a la que protagonizó, por ejemplo, durante la "guerra del fletán".

En todo caso, algo habrá que hacer para impedir que otro sector clave de la economía del país caiga, de forma directa o indirecta, en manos foráneas. Y menos aún para que algunos, quizá de buena fe, lo justifiquen señalando los "puestos de trabajo a crear con las inversiones" chinas, japonesas o de Singapur. En el mejor de los casos, hasta los ingenuos entenderían que se trata de pan -o para ser todavía más exactos, pescado- para hoy y hambre para mañana.

La cuestión, naturalmente, es cómo hacerlo. Y aunque se supone que los grandes expertos en Economía y otros doctores de esa "iglesia" tendrán alguna respuesta, convendría que agilizasen al máximo su aplicación, porque el tiempo se echa encima y complica con su velocidad la búsqueda de salidas. Y francamente la pesca en Galicia y en España no parece estar como para darse el lujo de mirar para otro lado y hacer como si nada ocurriese.

¿Eh?

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