Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Si los sondeos de intención de voto fallan elección tras elección, qué cabe decir acerca de su confianza cuando no hay ninguna cita con las urnas cerca. La encuesta que lleva a cabo con regularidad la empresa Metroscopia vaticina la caída del PSOE tras las primeras decisiones tomadas por su nuevo secretario general, Pedro Sánchez, y hay que tomarla con esas cautelas. Pero lo mismo cabe decir respecto de la euforia de los partidarios de Sánchez, con la presidenta Armengol como miembro significado del colectivo, cuando este ganó por sorpresa -o sin ella- las primarias. Las lecturas que se hicieron entonces gracias al triunfo del giro a la izquierda de Sánchez hablaban de recuperación de la esencia socialista, pero también de la vuelta a escenarios en los que al PSOE le sería posible volver a ser una alternativa de gobierno. Respecto de las esencias, cabe dudar del sentido que tiene definirlas en contra del sentir de los dos presidentes que el PSOE ha tenido a lo largo de su historia reciente. Aunque en realidad, ¿qué más dará? En el congreso de Suresnes Felipe González demostró que el fundamento ideológico del partido socialista es el que define y sostiene su secretario general. Con la renuncia del izquierdismo, enarbolando la bandera de la socialdemocracia, el PSOE se convirtió entonces en la opción de gobierno hegemónica tras la recuperación del Estado de Derecho. Ahora Sánchez impone un giro en el sentido contrario. La clave de lo que supondrá esa decisión para el socialismo la tendremos cuando haya elecciones de verdad y no simples sondeos. Entre tanto, la cuestión esencial de todas las especulaciones que se quieran hacer tiene que ver con la diferencia que existe entre aquello que prefiere -y dicta- la militancia socialista en las primarias y lo que los ciudadanos deciden en las urnas. En ese sentido, la encuesta de Metroscopia es una mala noticia para quienes lanzaron gritos de alborozo por la victoria de Sánchez. Bien es cierto que, careciendo de programa salvo en aquello que hace a la oposición absoluta frente a Mariano Rajoy y el Partido Popular, el Sánchez ya líder podría haber apostado por cualquier vía ideológica. Pero la que ha elegido, la de disputarle la hegemonía de la izquierda a Podemos en vez de echar un pulso al PP en busca de la hegemonía del país entero, parece ser entendida y recibida por los futuros votantes de forma tirando a negativa. Es algo que se había visto ya en otros países de Europa en los que la radicalización izquierdista convirtió al socialismo en una opción residual. Aquí, en España, el giro que ha dado Sánchez puede ser ganador, pero solo si Unidos Podemos se desploma tanto como para dejar al PSOE convertido en la única alternativa existente frente al PP. En todos los demás guiones electorales la tendencia detectada por Metroscopia lleva a Pedro Sánchez al fracaso. Las próximas elecciones dirán cuál de las dos posibilidades se convierte en real.

Compartir el artículo

stats