La movilidad de viajeros que se pretende articular en el extenso hábitat metropolitano vigués crea conflictos. Al igual que en el resto de Galicia, destapa el viejo desorden de los transportes no urbanos por su insuficiencia e inseguridad. Parece que la Xunta no ambiciona cambiar ese antiguo modelo de movilidad. La saturación del auto privado manifiesta que el actual transporte interurbano -al que denominan metropolitano- carece de atractivo y competitividad. Las soluciones de movilidad en Castilla no sirven para Galicia. Las características de los núcleos de población de esta gran ciudad difusa del área metropolitana de Vigo son, en su mayoría, amplios y dispersos centros de población, de considerables dimensiones demográficas y comportamiento dinámico que necesitan una vigorosa estructura de movilidad para su conexión.
Las administraciones tienen la obligación de facilitar la movilidad territorial de todos los vecinos. La ciudadanía sigue esperando que las administraciones autonómica y municipales garanticen la intermodalidad origen-destino, poniendo fin a servicios confusos para el nuevo curso escolar, el bienestar social en la movilidad y la calidad de los servicios sostenibles. El transporte público de viajeros es un servicio de interés general y los usuarios no se merecen el menguado servicio recientemente instaurado. El futuro del transporte regular metropolitano pasa por la gestión de un consorcio de transportes metropolitanos del área viguesa desde las administraciones públicas, que elabore un Plan de Transporte Metropolitano con capacidad única para gestionar y coordinar los buses urbanos e interurbanos de la ciudad en su entorno metropolitano. Se trata de incidir en aquellos servicios que juegan un papel significativo en el transporte de proximidad de la gran ciudad difusa metropolitana, por eso el protagonismo de la carretera no justifica descartar el significado del ferrocarril de cercanías. En la futura trama viaria de servicios metropolitanos, el eje Norte-Sur puede verse reforzado por atractivos servicios del entorno, basado en las nuevas tecnologías de metros ligeros de superficie, desde el enorme pulmón vigués. Renfe podría adaptarse a las numerosas necesidades de movilidad de los viajeros de cercanías, pero ello conlleva estudios y compromisos de negociación.
A pesar de la suspensión provisional del Área Metropolitana, la organización del transporte metropolitano vigués es posible si se reanudan los encuentros institucionales. Ese diálogo debiera dibujar un eficaz sistema de comunicaciones que potencie un nuevo tipo de movilidad en horizonte no lejano. En estos nuevos encuentros podrían surgir nuevas ideas y nuevos tipos de servicios de movilidad de carácter mixto y prestación conjunta por asociaciones del sector, cuya demanda de transporte afecte a varios concellos, controlado y planificado por dicho consorcio público. La solución del transporte metropolitano pasa por un largo período de paz, entendimiento y compromiso institucional.
*Publicista
