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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

La vida a medio gas

Todo parece que funcionará a medio gas con la llegada del mes de julio porque una mitad de la población laboral empieza sus merecidas vacaciones de verano. Esa al menos es la teoría o el argumento que se esgrime en centros de trabajo públicos y privados para aplazar, a veces, hasta lo imprescindible.

Pero se trata de una verdad a medias ya que en el estío es cuando surge un mayor número de contrataciones (al finalizar el verano lo confirmará Estadística), la hostelería está a pleno rendimiento y otros muchos sectores ligados al turísmo -agencias de viaje, catamaranes, comercios y un largo etcétera- tampoco pueden bajar la guardia.

Lo mismo debería pasar en los servicios públicos. Cierto que se contratan a socorristas, entran en prácticas auxiliares de policía y se cubren ausencias en los centros de salud, pero la Administración pone cara de vacaciones y anuncia que irá al ralentí, al menos hasta setiembre.

Así ya se pudo ver como el viernes cerraron las cajas para pagar la renta, en los despachos de los ayuntamientos muchas mesas quedan vacías, los colegios cierran y pedir una consulta de médico obliga a hacer una tras otra llamada paraque la cita llegue dentro para 2018.

El ejemplo más claro se puede ver en el Hospital do Salnés que todavía incapaz de poner a pleno rendimiento los cinco nuevos quirófanos en estos seis meses -están listos desde diciembre- ayer ya había cerrado la planta tercera por vacaciones !Cuidado con enfermar estos días¡

La decisión se justifica en que con el buen tiempo se enferma pero no se enferma, sin tener en cuenta que los crónicos o graves no mejoran en verano o que los turistas multiplican por ene la población de la comarca. Algo de paradoja sí que existe.

Cierto que son vacaciones pero la tierra debe seguir girando a las mismas revoluciones para que llegado septiembre no haya que arrancar de forma abrupta.

En julio y agosto se pueden hacer muchas cosas y no vale el argumento de que no hay personal. Queda mucha gente trabajando y debe mantener al menos el mismo ritmo que en primavera o invierno para que todo funcione un poco mejor.

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