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La semana de A Ferrería

Elnosa, un camino equivocado

El futuro de la planta de Elnosa en Lourizán pinta negro. A escasos meses de su más que posible cierre los trabajadores apuran sus medidas de presión dirigidas especialmente hacia el Concello a quien instan a poner fin a lo que ellos entienden como un acoso para provocar el cierre de la fábrica clorera.

Se olvidan, sin embargo, de llevar sus quejas hacia la propia empresa, la firma portuguesa Cuf que durante años ha evitado realizar mejoras en la fábrica. Desde 1966 hasta nuestros días, Elnosa sigue utilizando una tecnología obsoleta y contaminante con consecuencias para el medio ambiente y la salud. Un estudio sobre los índices de contaminación de mercurio de esta planta, realizado por la Universidad de Castilla-La Mancha hace poco más de un lustro, resaltaba que la fábrica de cloro de Lourizán emitía a la atmósfera siete veces más mercurio que el autorizado por la Organización Mundial de la Salud.

La principal amenaza que pende sobre la clorera, consecuentemente, es la entrada en vigor de la normativa europea que impide la producción de cloro utilizando la antigua tecnología de mercurio (como la que emplea actualmente Elnosa) más allá del 11 de diciembre de este mismo año.

La plantilla pide una moratoria para poder continuar con su producción durante dos años utilizando el mercurio mientras no se completa el cambio de tecnología a una de membranas más moderna y respetuosa con el medio. Tiempo ha tenido la empresa en las últimas décadas para realizar las inversiones necesarias, pero ha optado por acabar la concesión sin atender, durante tantas y tantas décadas, a una ciudadanía que reclamaba medidas para reducir la contaminación y para no ver perjudicada su salud y su seguridad.

Ahora, con el cierre a punto de producirse la plantilla sigue mirando hacia el Concello, mientras nada se sabe de las decisiones de los responsables de la firma sobre sus planes industriales de futuro, sobre sus inversiones en una planta limpia y segura, o sobre su traslado a otro lugar.

Tal como actúa la dirección de Cuf, deja entrever que el cierre no sería una mala solución, especialmente pensando en que acaban de hacerse con una fábrica de gran capacidad en Torrelavega. De hecho, no hace ni cuatro años la empresa pactó con la Xunta el desmantelamiento de la planta de Lourizán y su traslado a otro punto de Galicia. La idea ahora de continuar en la ría de Pontevedra parece más bien fruto de la improvisación tras la modificación de la Ley de Costa y tras comprobar que su vecina Ence podrá seguir 60 años más en las marismas.

No obstante, los trabajadores y sindicatos dirigen sus protestas hacia el gobierno del BNG, quizá porque nunca ha ocultado su rechazo al complejo de Elnosa y Ence en la ría. También reclaman a la Xunta que garantice las condiciones que permitan el mantenimiento de la actividad productiva de la clorera en Lourizán. Una Xunta que durante años ha sido demasiado tolerante con la empresa clorera y con sus constantes incumplimientos.

Empresa y plantilla han tomado el camino equivocado, pero los responsables de la firma portuguesa se antoja que lo han hecho a conciencia y durante muchos años.

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