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Cuando el mar embravecido

Conocimos, y al poco admiramos, a este asturiano residente en Vigo llamado César Cristino cuando el síndrome de ansiedad propio de cuidador le llevó en búsqueda terapéutica por la pintura y la fotografía. Demostró Cristino cómo el espíritu positivo que le empuja permite que una persona que dedica todo su tiempo a atender en su propia casa a otra que quiere y que lo necesita, puede derivar en el encuentro con el arte y, en su caso no solo eso, sino conseguir una magna exposición con 72 fotografías y 24 pinturas, que tenía por objeto colaborar altruistamente en favor de que este ancestral oficio del marisqueo fuera reconocido Patrimonio Mundial de la Humanidad. Pintor y fotógrafo tardío, escritor ahora por lo que se ve en las redes, vuelve Cristiano a la carga con otra exposición, La sal de la vida, que inaugura mañana sábado. Siete nuevas obras en las que se podrá apreciar la colosal fuerza del agua salada y el viento con olas espectaculares a las que sumará otras seis que ya tenía hechas sobre el marisqueo gallego. Y también habrá 24 fotografías referidas a este tema.

Guillermo Castro, un crack

Y mañana, en que inaugura César Cristino, subirá a las 22. 30h. al escenario de la sala Island de Vigo el cantante Guillermo Castro. Confieso con vergüenza que pese a ser de Vigo yo no le conocía más que por un problema escolar en el que actuó como padre agraviado, nada más lejos de este talento que le veo ahora que le oigo como cantante. Imagino que también será un artista tardío, pero de algo le servirá llegar en la madurez, aún con buen porte, a la canción. Le estoy oyendo ahora en Youtube y no solo me gusta su música, sino su voz y la materia de que tratan sus temas, nada vacío ni repetitivos ni monótonos. Puedes oír cantar al amor de pareja pero también al hijo, a la muerte por el padre, a la anorexia... Tiene además Guillermo un bien montado aparato de imagen. Merece muchos fans.

Jao Barreiro, Ojo de Agua

Si yo vivo en un paraíso terrenal llamado Santa María de Cela, en una casa sobre el mar frente a Ons, rodeado de gallinas, perros, frutales, y sin que falten lechugas, tomates o pimientos a lo Padrón, también pintaría como él. Hablo de José María Barreiro, Ojo de Agua por su dominio visual de la ría, ese pintor del cual algunos de vosotos tendréis sus musicales cuadros, que hoy inaugura en la galería Visor de Ourense. La novedad es que expone obra de pequeño formato, que hace años que no hacía. Tengo pendiente una comida con Barreiro, amigo de antigüedades, antes de que nos ataque la próstata o algunos de esos males incapacitantes de la edad.

Aquel medallón de Franco

Hice una escapada a Salamanca a mis devociones y, en la terraza del Novelty (ese café en el que se sentaron los más ilustres culos de España, y por eso ninguno nacionalista) vi a mi izquierda esa valla metálica cubierta con lona que esconde el sillar ahora vacío que antes ocupaba el medallón de Franco, junto a los de los reyes que van de Alfonso XI a Felipe V. En la mesa de al lado, un anciano nonagenario decía: "Como apliquen eso de la Ley de Memoria Histórica a la historia española en general, no iba a quedar en la Plaza Mayor ni Felipe II." Vaya tertulia se montó con su nieto que, tras preguntar quién era ese Franco, remató: "Ah, sí, debe ser ese que un día nos citó el profe como un dictador. ¿Y ahora a quién van a poner en su lugar?" Y respondió el abuelo, blandiendo el bastón: "Si les dejan, a Pablo Iglesias, el de la coleta".Y se oyó decir al nieto: "Ah, sí, el del Juego de Tronos".

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