Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los reparos

Tal como están las cosas ahora, y sobre todo tras el pago de 11.000 millones de euros a mayores para lograr la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, es muy probable que el gobierno -y no solo el ministro de Fomento- muestre grandes recelos para aportar fondos a todo aquello que no estime "imprescindible". Y aplicará un criterio hiper restrictivo a la hora de considerar como tal cualquier reclamación, sea de amigo o adversario, por la sencilla razón de que está al límite de gasto.

Y no se trata de hacer vaticinios interpretables por el interesado al estilo del oráculo de Delfos. Solo de advertir, con toda lealtad, a quienes piensen presentar batallar para conseguir inversiones, por muy prometidas que estén, de que necesitarán no solo fuerza para plantear la demanda, sino la absoluta convicción en el apoyo cuanto más amplio mejor de los que habrán de aportar, además de ánimo, dinero. Y en cantidades notables, tanto más altas cuanto mayor sea el coste de lo que se pretende.

Y ese dinero, guste o no leerlo, tendrá que ser el procedente de la parte a la que habrán de renunciar otros, porque ni las arcas son de goma y no se estiran, ni hay otra forma de compensarlas que poniendo unos lo que otros se llevan. Una disyuntiva, si quiere llamarse así, que obligará a la parte contratante de la primera parte -o sea, el prestatario- a convencer a la contratante de la segunda parte, el prestamista, de que la petición es inaplazable, útil y colectivamente irreprochable.

Es una tarea que no va a ser fácil, especialmente si se emprende en solitario, y peor aún si se plantea como una especie de desafío seguido de advertencias más o menos veladas para el caso de que la petición, aunque justa, se deniegue por motivos simples pero irrefutables, de coyuntura, que se harían indefendibles si todos los demás no perciben su justicia y su urgencia.

En estos días se desarrolla una campaña en demanda de algo que se prometió, y hasta se dijo "hecho", tal como es la variante de Cerdedo que conectaría de forma más directa el AVE entre Madrid y Vigo. Una petición que viene de antiguo, desde la exigencia de la "L" para la entrada en Galicia de la alta velocidad, pero que ahora parece muy improbable de conseguir. Tanto que merece la pena preguntar si merece la pena afrontar la batalla ya o aplazarla a fin de ahorrar fuerzas y acumular aún más argumerntos para luchar otro día.

Esa es la cuestión.

Compartir el artículo

stats