Repetidas veces he escrito sobre la figura interesante del deán don Juan Manuel Bedoya gobernador eclesiástico del obispado, solo políticamente obispo electo, es decir nada, y hombre culto que en el Ourense del siglo XIX fue quizá una de las figuras más sobresalientes. No voy a repetir su biografía sino solo recordar que nació en Serna de Agüeso Santander, el año 1770 y que después de pasar por diversas canonjías en la Colegiata de Berlanga de Duero, donde vivió su infancia, y la abadía-colegiata del Real Sitio de San Ildefonso de la Granja, donde su tío fue prior y arzobispo, llega a Ourense. Aquí gozó de la confianza del cardenal Quevedo y tuvo responsabilidades con su sucesor el obispo Dámaso Iglesias Lago y en Ourense murió el 10 de mayo de 1850. Sobre las circunstancias de su funeral, lugar de enterramiento y lápidas colocadas sobre su tumba voy a repetir en parte, lo que ya escribí (GONZÁLEZ GARCÍA, Miguel Ángel- "Muerte, enterramientos y memoria del Deán Don Juan Manuel Bedoya y su político nombramiento episcopal" HISTORIAS MENORES DE LA CATEDRAL BASÍLICA DE SAN MARTÍN 43, Ourense, 2013), pero añadiendo en este caso un dato novedoso que aclara la secuencia de traslados de sus restos y por lo que me permito insistir en este tema que aunque menor, por el personaje al que se refiere tiene mayor interés.

Lugar de enterramiento

Fernández Alonso en una nota de su "Pontificado Gallego" (pág. 590) dice: "Fue sepultado cerca de uno de los púlpitos del Presbiterio, la catedral, y lamentamos que la lápida de su sepulcro, continúe cubierta por el entarimado, ni más ni menos que si se tratara de un hombre oscuro". Esto escribe en 1897.

Otero Pedrayo en su obra Juan Manuel Bedoya. Santander, 1950, pág. 89-90 escribe: "Fue sepultado muy cerca del púlpito del Evangelio de la Catedral, sin lápida, y quedó el lugar cubierto por el entarimado de entre verjas. Al trasladarse en 1937 el coro se removieron sepulturas, de ellas la del señor Bedoya. Estaba casi vacía. Había realizado su operación la paletada de cal viva, terrible verdad sobre el cuerpo. Lo insignificante que había se llevó a la capilla de San Lucas, y allí espera la obra de un proyectado panteón episcopal?"

En este párrafo hay más literatura que historia porque la sepultura de Bedoya sí tuvo, no una, sino nada menos que dos lápidas, como veremos. Si debió de pasar que con poco respeto a la memoria, una dolorosa realidad en el mundo eclesiástico, debida a la ignorancia y a la indiferencia, se cubriera la sepultura con una tarima.

Traslado de los restos

En mi citado trabajo escribí entonces "Es también probable que con motivo de las obras del coro y cambios en todo el entorno de la capilla mayor, se haya levantado la sepultura de Bedoya, y que entonces, hacia 1934, hubiese apenas restos y que estos se colocasen provisionalmente en la capilla de San Lucas, hoy de Nuestra Señora del Rosario. Ignoro a donde pasaron ya que la lápida se colocó en el suelo de la capilla de la Asunción en el deambulatorio". Y esta duda es la que aclara la información que ofrezco y que no es otra que el Acta, caligrafiada con verdadero cuidado en el tomo 54 de las Actas Capitulares del Cabildo de Ourense páginas 279-280, y que dice así: "Acta de traslado de los restos mortales del Ilustrísimo Señor Don Juan Manuel Bedoya. El día 21 de enero de 1939, a presencia del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Doctor Don Florencio Cerviño y González obispo de esta diócesis, de los muy ilustres señores Doctor don Diego Bugallo Pita Deán y doctor don Miguel Mostaza Rodríguez, canónigo lectoral Secretario Capitular y de los señores miembros de la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos e Históricos, Rvdo. Sr. D. Antonio Rey Soto, D. Cándido Cid Rodríguez y D. Florentino López Cuevillas se inhumaron en la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, los restos mortales del Ilustrísimo Sr Dr. D. Juan Manuel Bedoya, Deán que fue de esta catedral, y obispo electo de la diócesis de Orense. Fueron colocados en una caja de zinc e incluido en una ella un tubo de cristal recubierto totalmente de parafina y dentro de él un pergamino en el que con tinta china está escrita la siguiente acta: JHS. Restos mortales del Ilustrísimo Sr. Dr. D. Juan Manuel Bedoya deán de esta Santa Iglesia catedral y obispo electo de la diócesis de Orense. Fueron hallados ocultos bajo una tarima cerca de la base del púlpito del Evangelio, a la sazón situado en la columna que sostienen la cúpula en la parte que actualmente corresponde al extremo derecho o sea del Evangelio del Altar mayor. Con motivo de las obras de traslado del coro, altar mayor y complementarias para restituir al templo a su primitiva grandeza, en conformidad con las disposiciones litúrgicas, se trasladaron a esta capilla de Nuestra Señora Reina de Los Angeles (o Asunción) para que los fieles puedan venerarlos, encomendando a Dios el alma de tan esclarecido eclesiástico. Firman en Orense a 21 de enero de 1939, tercer año triunfal, los testigos + Florencio obispo de Orense (rubricado), Diego Bugallo Pita, deán (rubricado), Miguel Mostaza Rodríguez secretario capitular (rubricado) Antonio Rey Soto, (rubricado) Florentino López Cuevillas (rubricado), Cándido Cid Rodríguez (rubricado). Hay un sello de relieve en seco o las armas del Excelentísimo Sr. obispo que dice Florentius Cervino et González Dei et S. Apost. Sedis gratia Episcopus Auriensis." Para mayor constancia se extiende la presente en el libro corriente de actas del Excelentísimo cabildo catedral en Orense a 2 de abril de 1939."

En 2009 cuando se renovó el pavimento de esta capilla tuve mucho interés en controlar el subsuelo de la lápida metálica y realmente allí bajo la plancha de metalno no había absolutamente nada. No apareció la caja que con los restos que se recogieron ni el acta transcrita.

Las lápidas sepulcrales

Como señalaba, no una sino dos lápidas sucesivas tuvo la sepultura de Bedoya por el interés indudable de sus albaceas y de modo particular de Don Francisco Fidalgo Saavedra, que supongo sería también el redactor del texto en latín con el elogio del difunto. De la primera, una larga piedra de granito con las letras grabadas, nada sabíamos hasta su aparición en la última renovación del pavimento de la Catedral en el año 2004-2005, en que apareció dada la vuelta y reaprovechada como parte del mismo pavimento en alguna de las renovaciones de fines del siglo XIX probablemente. El texto es idéntico al de la plancha de metal que lo sustituyó. Debió ser encargado en el mismo momento del fallecimiento y solo debió estar en uso unos pocos meses, ya que debiéndoles parecer poco, los albaceas encargaron la plancha definitiva.

De esta plancha de metal que hoy se encuentra en la capilla de la Asunción y que durante algún tiempo debió de estar cubierta por un entarimado como recuerdan tanto Fernández Alonso como Otero Pedrayo, no tenemos datos de quién la hizo, sólo que fue en Barcelona, ya que al sufragarla los albaceas, no quedó constancia administrativa en la Catedral. Pero si damos a conocer dos documentos sobre ellas. El primero la instancia dirigida al Cabildo el 28 de abril de 1851 y firmada por Francisco Fidalgo Saavedra y Santiago Sáenz Martínez (ACO 367/26): "Los testamentarios del Sr. D. Juan Manuel Bedoya, Deán que ha sido de esta Catedral que han tenido con V.S.I el particular consuelo de que el Señor Gobernador de la Provincia en 10 mayo del año próximo pasado acordase que el cadáver de dicho ilustre difunto fuese sepultado en esta Santa Iglesia por creer que tal disposición se hallaba en armonía con lo prevenido por el Gobierno de S.M según decía el oficio que con aquella fecha dirigió por separado a V.S.I y a los que suscriben, tienen el honor y el deber de participar a V.S.I por la satisfacción que le caben ello, la llegada de una hermosa lámina de bronce para cubrir el sepulcro que nos ocupa que trabajaba en Barcelona por los mejores artistas y expuesta al público de aquella populosa ciudad fue admirada de todos, obra acabada perfecta en su género y que quisieran ver colocada en su lugar con la prontitud posible, persuadidos como lo están que V.S.I no hallará reparo ninguno en ello, por ser una consecuencia de la gracia de sepultura otorgada al Deán de Orense por haber sido obispo electo, y costeando como es justo la testamentaria el gasto de la obra que haya de facilitar el objeto de nuestro común deseo. Dios guarde a V.S.I muchos años. Orense 28 abril 1851". En las actas capitulares (ACO. Libro 43) leemos que en el Cabildo ordinario de viernes 2 de mayo de 1851 se tomó el siguiente acuerdo: [al margen el enunciado] "Se concede la colocación de una lápida o lámina de bronce sobre la sepultura del señor deán Bedoya. Se leyó una exposición del señor cardenal Fidalgo y D. Santiago Sáenz Martínez, como testamentarios del Sr. D. Juan Manuel Bedoya, Deán que fue de esta Santa Iglesia, en que hacen presente al Cabildo tienen una hermosa lámina de bronce que habían encargado y les llegó de Barcelona para cubrir su sepulcro, y desean verla colocada en su lugar con la prontitud posible, y que fue costeada por la testamentaria, persuadidos como lo están el cabildo no halla reparo en ello, por ser una consecuencia de la gracia de sepultura (en esta Iglesia) otorgada al Deán de Orense por haber sido Obispo electo. Y se acordó se coloque según se ha propuesto".

La lámina en 14 líneas con letras de relieve claramente fundidas tiene el texto latino del epitafio tal como se lee en la fotografía que publicamos. Fundida en cuatro láminas que luego se soldaron, lleva como decoración una densa greca de hojas de laurel y en las cuatro esquinas unos círculos concéntricos. Todo sencillo pero digno. Sabemos por el citado escrito se encargó en Barcelona pero no tiene ninguna marca de la fundición en la que se hizo. En aquellos momentos una de mas más acreditadas con obras, también funerarias, para toda España era la fundación Barberí, que todavía existe. Podría pesarse en ella, al menos hasta que algún documento nuevo lo pueda aclarar. La traducción del afectuoso epitafio dice así: "Juan Manuel Bedoya, nacido en la diócesis de Burgos (Aunque la diócesis de Santander fue creada en 1754 la zona de Reinosa a la que pertenecía La Serna de Argüeso fue de Burgos hasta 1956). Deán y ornamento de la Iglesia Auriense y nombrado obispo de la misma. Muy ilustre por virtud y ciencia. Perito en la dulzura de las musas y de las lenguas. Muy docto en Teología y Sagrada Escritura. Infatigable escritor de libros en los que silencioso empleó dinero y bienes materiales. Falleció el día VI de los idus de mayo de 1850. (10 de mayo). Con gratitud los amigos afligidos mandaron hacer este monumento."

(*)Director del Archivo de la Catedral y delegado de Patrimonio de la diócesis.