Cuarenta y cinco años de fiesta del Tinto de Barrantes es suficiente justificación para que de inmediato se le entregue la carta de naturaleza que se merece un vino que ha servido de "colchón económico" de muchas familias de la comarca, obviamente como contraprestación al trabajo y cuidados que han tenido que realizar durante todo el año.

Si al "manchamorros" de O Salnés se le dedican tres jornadas de exaltación es porque los caldos que representa tienen una calidad demostrada durante muchos años, tanto por sus beneficios saludables -por aquello de los taninos- como por el placer de saborear un buen pulpo a feira regado con una botella de cualquiera de las bodegas familiares que siguen produciéndolo con la esperanza de que algún día lo puedan comercializar por los canales de distribución habituales.

Parece ridículo que las administraciones pongan trabas a la legalización de este vino y que sus representantes tengan el valor siquiera de acercarse a probarlo en las casetas cuando de antemano se sabe que no van a dar ni un paso en todo el año para que en 2018 luzca la etiqueta que el sector reclama desde siempre. Choca ver al alcalde y a la Corporación hacer un brindis con una taza de un tinto alegal que ni siquiera tiene la categoría de los que se envasan en esos horribles cartones de tetrabrik y más parecen matarratas.

Incomoda que se acerque el vicepresidente de la Xunta Alfonso Rueda que tiene potestad para activar el proceso de legalización de este exquisito vino que con tanto mimo elaboran generaciones de la comarca y que podría acabar desapareciendo porque hasta en los bares se vende de extraperlo y a escondidas porque Sanidad podría clavarles una multa de esas que dejan a uno temblando.

Los técnicos podrán alegar argumentos pero a veces hay que hacer caso a la razón ya que la experimentación con los alimentos está presente en diversidad de campos. Decir que un fruto queda fuera del mercado porque es un híbrido parece una excusa fuera de tiempo cuando por otra parte se promueven melocotones o cítricos e incluso moras, fruto de la unión distintas especies.

La única excusa posible para no conceder etiqueta al Barrantes es el colorante que impregna, pero tal borrón es una pequeñez.