Manuel Silva Brea empezó a trabajar en las minas de Fontao a últimos del año 1947, con tan solo quince años, tras la muerte de su padre. Trabajó de pinche hasta los diecisiete años, de ahí que todos le llamasen así: "O Pinche". A esa edad su madre acudió al Ayuntamiento de Cruces para "responder" por él y así pudo entrar a trabajar en el interior de la explotación.
A los dieciocho años empieza a trabajar como barrenista, hasta que el 9 de mayo de 1963 se cierra la mina. Ese día se ordena retirar el material del interior de la explotación con el pretexto de realizar inventario, pero el verdadero motivo era el cese actividad minera; se paran las bombas de achique y Manuel Silva, al igual que otros, se queda en el paro.
Me contaba Manuel Silva como hacia el año 1961 ya se habían mejorado mucho las condiciones de trabajo. Se había dejado de perforar "a polvo" gracias al empleo de la inyección de agua, sistema que logró casi erradicar una enfermedad profesional que el mismo padeció: la silicosis.
Desgraciadamente estas mejoras llegaron cuando el cierre de la mina estaba ya muy próximo, siendo muchos los que dejaron su vida en Fontao debido al polvo de sílice.
O Pinche emigró a Cataluña, donde siguió trabajando en el sector extractivo: Suria, Cardona... hasta que se retira de forma prematura a finales de los años setenta por silicosis. Decía que, a pesar de su dureza, la mina es viciosa.
El pasado domingo Manuel Silva falleció a los 85 años de edad. Se va la última persona que podía contar con detalle aquel heroico trabajo bajo las jorobas geódesicas donde se escondía el wólfram.
Sirvan estas líneas de sincero agradecimiento y recuerdo a un hombre que encarnó los mejores valores del minero; su casa siempre estuvo abierta a quien quisiese escuchar las historias de la mina. Descanse en paz para siempre Manuel Silva Brea, el último minero.
*Autor del documental 'Siguiendo los pasos del oro negro'
