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Algoritmos (para cambiar)

El poder que los humanos estamos cediendo a las máquinas

La RAE los define como el procedimiento preciso para resolver un problema aunque puede ser más ilustrativo decir que son el conjunto de instrucciones que permiten llevar a cabo una actividad; sin embargo, yo prefiero describirlos como la secuencia de pasos que permiten llegar a una solución.

A pesar de la palabreja, los venimos usando en nuestra vida diaria desde hace tiempo pues, por ejemplo, algoritmos son los manuales del usuario, las instrucciones y directrices que reciben los trabajadores de cualquier empresa para ejecutar su labor, las recetas de cocina o, con más complejidad, los navegadores y el Google Maps, ya que se trata de seguir instrucciones.

Les hablo hoy de esto porque acabo de leer el inquietante libro "Homo deus. Breve historia del mañana", del gurú historiador israelí Yuval Noah Harari, especialista en predecir el futuro. Este brillante y atípico joven pone de relieve que los humanos estamos cediendo a los algoritmos el poder para tomar las decisiones más importantes, y digo que es inquietante porque en una década iremos perdiendo la capacidad de aplicar soluciones en nuestra vida diaria. Como muestra, señala que cada año mueren 1,3 millones de personas en la carretera, así que el vehículo autónomo -que ya está ahí- es la solución a esta sangría porque un ordenador no se emborracha, no se duerme, no se enfada y no excede la velocidad.

Destaca Harari que el algoritmo es posiblemente el concepto más importante del mundo actual, pues sirve de base a la inteligencia artificial, que es la facultad de razonamiento de las máquinas, que cada día se convierten en más sofisticadas y complejas; de hecho ya están superando a los humanos en un gran número de tareas con el resultado de que en quince años millones de personas se quedarán sin empleo. Con certeza, se crearán otros tipos de trabajo pero será imposible emplear a toda la fuerza laboral sobrante como consecuencia de su sustitución por máquinas y robots cada vez mas "inteligentes". Este es uno de los problemas que deberá afrontar en un futuro cercano la humanidad: ¿qué hacer con todo ese excedente de trabajo? y ¿de qué va a vivir la gente?

Porque, lo que es indudable es que el progreso no se puede detener. Al parecer se creará más riqueza debido a que las máquinas y los algoritmos son más eficaces y competitivos, así que esa prosperidad habrá que repartirla a través de la renta universal. Hoy ya están funcionando y avanzan exponencialmente las redes neuronales que, por medio de algoritmos, simulan las neuronas de nuestro cerebro y permiten que las máquinas "piensen y sepan" las respuestas y acciones que deben procesar. En fin, vayan ustedes habituándose a que en pocos años estaremos en un mundo intranquilizador, inseguro y apasionante que describe con maestría Harari en su obra.

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