Mi amigo y colega Javier González Méndez vuelve a la carga, como el 7º de Caballería, con un nuevo disco de naturaleza antropológica en el que pretende, nada más y nada menos, que descubrir El Origen De La Sed a través de la combinación de siete notas musicales y 27 letras de nuestro Abecedario. Lo presenta este próximo viernes en la sala El Ensanche, media hora antes de que el reloj marque las doce de la noche. Defiende la tesis de que los seres humanos nacemos con sed de futuro y morimos con sed de pasado y que, durante ese trayecto, somos unos sedientos de amor, de éxito, de amistad, de poder, de reconciliación, de venganza, de grandezas y miserias. No sé si tendrá razón, pero me intriga esa estrofa de una de sus canciones en las que intensa sintetizar esa reflexión utilizando una alegoría descarnadamente cotidiana: "Sabía que podrías confundir las obsesiones de los labios con el origen de la sed". Algún día, Javier, quedamos y me cuentas cuál es el origen de tu insaciable sed de música. Pero sin mazarnos a copas como antes, que ahora somos gente honrada.
El "Alvite" de Ángel Vence
Otro amigo mío de largo recorrido, amigo de antigüedade y latines decían antaño, y encima periodista, es Ánxel Vence. Unos lo conocisteis como director de Teima durante la Transición, otros como corresponsal de El País en Galicia, más tarde como redactor jefe y subdirector de FARO, ahora como columnista capital de este periódico. Vence es de la misma hornada que un servidor aunque él parezca mayor -buena cosecha- y hace unos días le dieron el premio de columnismo José Luis Alvite. Tal para cual, porque Alvite fue un columnista nuestro de grueso calibre capaz de altitudes literarias sin salir aparentemente de la barra de un puticlub, y Vence es un alto standing de la pluma, un último mohicano, Ojo Avizor, en este Far West de la sociedad actual. No pude estar en la entrega, maldita sea, porque estaba de retiro espiritual.
Antonio, sí, el de Casablanca
Llena la terraza del Don Gregorio de gente al sol que más calienta cuando me tomaba un cafelillo con Antonio García Fajardo. Yo quedé con Antonio porque me iba a pasar un libro de su autoría, una memoria sentimental de su barrio vigués de Casablanca, pero empiezo a conocerlo y me encuentro al creador de la primera empresa de Galicia de transportes especiales, exconductor de volúmenes gigantescos. ¡Ah, pero no solo eso! En tiempo libre es coleccionista de todo, maquetista de barcos... Quedé con él para mayores tratos periodísticos.
Y los platos de Graciela
Nos comimos fuera de carta una raya excelente en La Comidilla que nos preparó Felipe, recién salida del agua para gastronómico gozo de Benito Pereiro Domonte, Samanta Buendía y Luis "Molinero", celebrando el 10 aniversario de ese local junto a la iglesia Colegiata. Mira por dónde, el escaparate del mismo se ha convertido en microsala de exposición en que se ha estrenado y desbravado artísticamente Graciela Rodríguez, de segundo González, con unos platos pintados que le sacan de las manos. Graciela ya quiso estudiar Bellas Artes pero acabó por tradición familiar en Derecho. Claro, tras una vida entre códigos, leyes y escritos, decidió hacer lo que realmente le gustaba y entró en la Escuela de Artes y Oficios. Hace poco, comiendo en platos de Sargadelos, se dijo: Yo también. Y ahí está ya su artístico tiro al plato.
