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Ilustres

Numeración y rotulación de calles y edificios en el Ourense de 1864

Solo es una nota curiosa y menor con una fuente puntual, una investigación más seria se alargaría al Archivo Municipal donde, sin duda, habrá informaciones más amplias y concretas. Pero a mí me basta como una aportación más a la pequeña historia de la Catedral porque a ella se refiere el recibo que doy a conocer y que se conserva en la caja 30/01 del Archivo Capitular.

El tema de poner nombre a las calles parece menor, pero sin embargo ya vemos que es objeto de permanente desencuentro, nombres que se ponen por razones políticas, de agradecimiento razonable muchas veces y otras con razones emotivas que el paso del tiempo fácilmente declara efímeras e innecesarias y se quitan o cambian también por razones políticas, sectarias, caprichosas las más de las veces, de tal modo que el callejero está en permanente baile, añadiéndose nombres a las nuevas calles y cambiándose o reponiéndose otros y lo mismo sucede con los rótulos que llevan el nombre de la calle y de los números, que por razones muy prácticas se colocan en los edificios.

Desde estas primeras placas de las que yo informo hasta las más actuales y llenas de memoria recordando datos del personaje o de la calle que el ayuntamiento ha ido colocando los últimos años, en cerámicas del pintor y ceramista Carlos Costoya. Las hubo interesantes y artísticamente dignas de respeto, aunque pocas o ninguna se conserva, realizadas en cerámica de Talavera de los años cincuenta del siglo X y otras muchas con letras adosadas de metal bastante vulgares y que como pierden siempre pronto alguna letra acaban no informando o haciendo ridículos los nombres que señalan.

Los primeros rótulos

Se trata indudablemente de la primera determinación, muy propia del siglo XIX, de poner rótulos a las calles y números a las viviendas, que también llegaron a los muros de la Catedral y de Santa María Madre donde aún perviven los viejos azulejos con las letras y números en azul que quizá se encargaron en Talavera, ya que en estos años Sargadelos, más cercano, sufre un parón bien documentado en su actividad.

El recibo impreso denota un claro interés en "rotular" la ciudad e informa muy detalladamente bajo el título bien destacado, de "NUMERACIÓN Y ROTULACIÓN" que se hace cumpliendo un Real Decreto de 24 de febrero de 1860. Regla 20: " Las lápidas de las calles se costearán por el ayuntamiento, las de los números de edificios por sus dueños."

Y luego el recibo señala: Pago el fabriquero de la Santa Iglesia Catedral la cantidad de 17 reales y 50 céntimos a que asciende la numeración de sus casas expresadas al margen con azulejos. Firma el recibo el 24 de junio de 1864, el comisionado recaudador Juián Esteve y lo autoriza el sello del "Ayuntamiento Constitucional de Orense"

Una ley nacional

El trabajo interesante de Miguel José Izu Belloso "La Toponimia Urbana en el Derecho Español ( Revista de Administración Pública núm. 181, Madrid, enero-abril (2010), págs. 267-300) nos informa del origen de esta determinación "Por Real Orden de 24 de febrero de 1860, impulsada por el ministro Posada Herrera e invocando necesidades estadísticas, se dictaron nuevas reglas para la rotulación de calles y numeración de casas, imponiéndose a las secretarías municipales la obligación de mantener un registro actualizado. Además de disponer la colocación de los números a costa de sus dueños, pares a la derecha e impares a la izquierda, siguiendo la dirección de la vía principal, carretera o río existentes, o en su defecto de levante a poniente, o partiendo de la plaza más céntrica, se ordenaba colocar lápidas con el nombre de las calles a costa del Ayuntamiento. También se obligaba a rotular los edificios oficiales o de uso público y el nombre de la población en sus entradas, y deberían los alcaldes remitir a los gobernadores un resumen con el nombre de calles y plazas, números de edificios y de habitantes cada cinco años coincidiendo con la renovación del censo."

Y en virtud de esta normativa de rotular edificios oficiales, se rotularían, bien grande como aún se ve, la Catedral "SANTA YGLESIA CATEDRAL" y Santa María Madre "YGLESIA DE SANTA MARIA LA MAYOR". Inoportuna azulejería en el granito, que no fue capricho sino obligación de una ley que no tuvo la precaución de señalar las inteligentes excepciones.

El recibo catedralicio señala las calles, los números, que probablemente colocó el mismo Ayuntamiento, y la cantidad devengada: "Tiendas, número colocado 4 Accº. Don Juan de Austria, número colocado 2 Accº, Unión, número colocado 2 accº. Plazuela del Trigo, numero colocado 1º; Cisneros, número colocado 12 accº ; Plaza de la Magdalena, número colocado 13 accº, Santa María número colocado 3 accº."

El importe de cada uno era de 2 reales con 50 céntimos. El total 17 reales y medio.

Después de 150 años es admirable que se conserven muchos de estos azulejos, no todos en buen estado quizá por agresiones gamberras o por las inclemencias del tiempo. Pero al menos se están los números de la Catedral y Santa María los rótulos de las calles Plazuela del Trigo, el más deteriorado, Calle de Santa María, Plazuela de la Magdalena también con deterioro, y en el viejo palacio episcopal varios, entre ellos el que señala las manzanas de las casas en este caso era la 31ª. Y ahí siguen también los ya dichos letreros que identifican, como si hiciera la menor falta la Catedral y la iglesia de Santa María.

(*)Director del Archivo de la Catedral y delegado de Patrimonio de la diócesis.

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