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El nacimiento de la primera asociación de amas de casa

Su proceso de constitución hace 50 años no fue coser y cantar porque trajo de cabeza a sus acomodadas promotoras

La actual Asociación de Amas de Casa y Consumidores Rías Baixas tuvo su referente más antiguo en otra organización creada en esta ciudad hace justamente cincuenta años: la Asociación Provincial de Amas de Casa.

Su proceso de constitución tuvo su miga y no resultó tan sencillo como podría imaginarse, pese a que la mayor parte de sus promotoras procedían de familias relevantes, bien conocidas y acomodadas. En definitiva, casi todas eran señoras e hijas de?..

La Casa Sindical acogió una toma de contacto la tarde del 5 de abril de 1967. Mª del Carmen Foronda Fariña y Julita del Hierro Alcántara, en calidad de fundadoras, se repartieron los papeles a la hora de explicar sus motivaciones y objetivos. Especialmente, insistieron en la conveniencia de formar una asociación de amas de casa con mujeres solteras, casadas o viudas, para encarar sus anhelos y resolver por sí mismas sus problemas.

Como todo salió a pedir de boca, enseguida se convocó una asamblea constituyente para el día 11 en el Paraninfo del Instituto. Lamentablemente, aquella reunión se enredó mucho y acabó como el rosario de la aurora.

La mesa presidencial estuvo formada por Julita del Hierro, Marinela Malvar y Julio Pérez Bello, delegado provincial de Asociaciones y autoridad competente, quien mostró su convencimiento de que el siglo XX pasaría a la historia por el reconocimiento de los derechos de la mujer. Su vaticinio no anduvo muy desacertado.

El follón se organizó inopinadamente cuando Josefina Casasbellas se interesó por el proceso de elección de la junta directiva. Julita del Hierro respondió que tendría un carácter muy abierto: cualquier asociada podría aspirar a un cargo; solamente debería indicar su disposición o su negativa a ocuparlo en el momento de formalizar su inscripción en la asociación naciente.

La asamblea se convirtió a partir de ese momento en un patio de corrala en sentido literal, que la mesa presidencial no logró enderezar. Unas sacaron la palabra a otras sin esperar turno de intervención y expresaron opiniones para todos los gustos: que si no estaba bien auto presentarse una misma; que si podía votarse por afinidad personal sin valorar la preparación real; que sí existía el riesgo de elegir a personas inadecuadas, etc.

Entre las aportaciones realizadas sin orden ni concierto, Chicha Vázquez propuso que cada candidata presentara un plan de trabajo. Josefina Casasbellas defendió una elección directa. María Teresa Fernández Cabaleiro reclamó una amplia representación de todos los espectros sociales. Y Encarnita Fernández consideró insuficiente la propaganda realizada hasta entonces para captar asociadas.

Ante lo avanzado de la hora y en vista del tiempo perdido, comenzaron las deserciones de muchas asistentes en medio de una fuerte algarabía.

Hasta la delegada provincial de la Sección Femenina, María Asunción Catón, puso en la picota la inmadurez del proceso de constitución al plantearse una asociación provincial sin una previa representación local. En consecuencia, abogó por la formación de juntas en Vigo, Marín, Vilagarcía, etc, que luego confluyeran en una organización provincial. La propuesta tuvo una buena acogida, pero Pérez Bello se encargó de echarla por tierra al chocar con los estatutos ya registrados, que enmarcaban su carácter provincial.

Finalmente se optó finalmente por retrasar la elección de la junta directiva hasta el mes de mayo para salvar el proyecto de su naufragio.

El eco social de aquella asamblea tan revuelta fue enorme y hubo comentarios para todos los gustos. Algunas cartas abiertas y encuestas periodísticas azuzaron la polémica abierta. Josefina Casasbellas, señora de Cuña Novás, incluso cuestionó con poco éxito la denominación elegida y propuso el nombre de Asociación de Madres por considerar un tanto peyorativo el concepto de "ama de casa".

El núcleo fundador se sintió en la obligación de salir al paso de tantas críticas recibidas. Marinela Malvar reconoció que la asamblea se había salido de madre, con perdón, y que no se habían explicado bien algunas cosas.

"En esta asociación -dijo- hay que partir del supuesto de que las mujeres tenemos que luchar por nosotros mismas. Nosotros somos quienes debemos dar una solución a los problemas cotidianos de las amas de casa".

Las dieciocho fundadoras decidieron cortar por lo sano y celebraron una junta interna para nominar una directiva provisional encargada de dar pasos efectivos. Dicha tarea recayó en Mª José de Vicente-Tutor, acompañada por Mª del Carmen Foronda como secretaria y Pilar Fontaiña como tesorera.

Igualmente se tomaron varios acuerdos básicos: formalizar la admisión de socias, establecer una cuota mensual de cinco pesetas, retocar algunos artículos inadecuados de los estatutos fundacionales y preparar la asamblea constituyente.

El salón de actos de Casino Mercantil acogió, por fin, a finales de julio de aquel año 1967 una asamblea extraordinaria de la Asociación Provincial de Amas de Casa para elegir su primera junta directiva. La presidenta provisional dio cuenta de la labor realizada en sus dos meses de mandato interino, pero la señora de Rodríguez Blein declinó luego su continuidad en ningún puesto decisorio.

La votación realizada situó en la presidencia de la asociación naciente a Julita del Hierro Alcántara, señora de Zulueta, integrante de una familia de Marín muy conocida. Ella estuvo en su gestación desde el primer momento sin ningún afán de mando o protagonismo. Por eso suscitó un consenso general.

El resto de la directiva se configuró del modo siguiente: Vicepresidenta, Mª Belén Prada Angulo; secretaria, Mª del Carmen Foronda Fariña; vicesecretaria, Mª del Pilar Fontaiña Lombos; tesorera, Mª del Carmen Costa Giráldez; vicetesorera, Georgia Fernández Luengo, y diez vocales más, entre otras, Mª Elena Malvar Figueroa, Margarita Caballero García, Ana Mª Rodríguez Blein y Mª Luisa Rivas Puig.

La realización de una encuesta sobre la problemática de las amas de casa de Pontevedra fue su primer cometido. Y una visita al alcalde Filgueira Valverde para hablar de mercados, consumos y precios, constituyó su primera actividad pública.

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