El régimen franquista impulsó con fuerza durante la segunda mitad de los años 60 un movimiento asociativo que incidió mucho en el ámbito familiar. El incansable paladín de aquel asociacionismo dentro de un orden no fue otro que el propio gobernador civil, Ramón Encinas Diéguez.

La Federación de Padres de Cabeza de Familia fue, sin duda, su mayor logro y, particularmente, la Asociación Provincial de Amas de Casa resultó una iniciativa que no salió más que regular.

A finales de enero de 1967, una voluntariosa comisión se puso en marcha para tramitar los estatutos, establecer sus fines y convocar una asamblea general para oficializar su creación y elegir su primera junta directiva.

El núcleo fundacional estuvo formado por dieciocho integrantes: Ana Mª Rodríguez Blein, Julia Rodríguez, Mª del Carmen Sánchez, Julita del Hierro Alcántara, Marina de Latorre, Mª del Carmen García de Padín, Marinela Malvar, Mª José de Vicente-Tutor, Tonina Fernández, Mª Teresa Fernández Cabaleiro, Mª Josefa Morales, Concha Sobrino, Mª del Carmen Foronda Fariña, Pilar Fontaíña Lombos, Marien García-Lastra, Chola Pedrosa, Nini Peláez y María Montero Mouriño.

Su primera labor se centró en darse a conocer y tuvo una colaboradora insospechada: Carmiña Romero, cuando hacía sus pinitos en la prensa local después de doctorarse en Filosofía y Letras. Su autoproclamación como "princesa imperial" se produjo mucho más tarde. Con la firma de Maricarmen, dejó escrito un testimonio periodístico impagable y fiel de aquel atribulado proceso que trajo de cabeza a Julio Pérez Bello, su responsable político directo ante el Gobierno Civil.