Los fines marcados para la puesta en marcha de la Asociación Provincial de Amas de Casa se englobaron en un decálogo ampliado a doce puntos básicos. La familia y el hogar ocuparon un lugar prioritario como referentes claves; en conjunto, lo moral y lo material se entremezclaron en sus buenas intenciones.

"Asegurar desde su punto de vista moral y material los intereses generales del ama de casa, especialmente los de tipo familiar". "Procurar por todos los medios posibles la necesaria formación profesional de la mujer para facilitar el desarrollo de su compleja misión en el hogar". "Estudiar y arbitrar los medios necesarios para mitigar los problemas del ama de casa cuando se vea obligada a trabajar fuera del hogar"?.Así rezaron algunos de sus objetivos más importantes.

Una proposición muy concreta fue la creación de un Servicio de Ayuda Familiar "para auxiliar a las amas de casa que por enfermedad, alumbramiento, etc. se vean imposibilitadas para realizar sus tareas". Igualmente se contempló una atención especial a las asociadas viudas, así como la prestación de ayuda moral y económica a las familias necesitadas.

Y junto a la educación y el consumo, también se incluyó curiosamente el urbanismo como preocupación esencial del colectivo en todo lo referente a la creación de parques, jardines y lugares de esparcimiento para la infancia y la juventud.

En definitiva, la letra resultó algo pretenciosa y no siempre encajó bien con una música poco afinada y algo marcial. Una suerte de "buenismo femenino", ingenuo y desorbitado a la vez, caracterizó el nacimiento convulso de aquella asociación libre de toda sospecha.