Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La perspectiva

En un entorno en el que las buenas noticias -las no retocadas para eliminar aristas o las destinadas a crear un ambiente del todo favorable a quien las emite- son escasas, supone un valor especial la que indica que "Pescanova" ha reforzado su estabilidad financiera y consolidado la propiedad de varias de sus filiales. Lo publicaba ayer este periódico, así como la consecuencia directa: el aumento del margen para que la empresa pueda ser lo que fue, una referencia mundial de la tecnología y la capacidad pesquera y transformadora de su industria. Además, claro, de proporcionar empleo digno a más de setecientas personas.

En todo caso, la tarea no va a ser sencilla. Y habrá de conseguir, primero, la paz accionarial que elimine, respetando los derechos de todos, esa absurda división de "vieja" y "nueva" empresa que puede que no tenga proyección internacional -aunque la competencia ya se encarga de que se sepa-, pero genera confusión e inestabilidad. Y también la pax social, sí o sí, para la cual una parte de los sindicatos deben renunciar a la victoria total y Pescanova retocar quizás una oferta que parecería atractiva para cualquiera que hace un año se desangraba en pérdidas y aun así renunció a los ERE o simplemente a su traslado a lugares donde contaba con excelentes ofertas.

Para culminarla con éxito -la tarea- no bastará con esas dos líneas de actuación, que son imprescindibles. Será necesaria la complicidad de la sociedad entera, con sus fuerzas políticas a la cabeza, para consolidar la idea, y el hecho, de que Pescanova es a Galicia, cada una en su dimensión, lo que "Citroën/PSA". Aunque solo fuese por el efecto dominó de dinámica en otros sectores, como el comercio y los servicios, y la creación de otros muchos empleos auxiliares en zonas económicas tan complicadas como las relacionadas con la pesca, otro símbolo de este antiguo Reino, que tan castigado ha sido desde que en 1986 entró en la UE.

En todo caso, y aunque parezca una exageración, la mejoría de Pescanova, y sobre todo su continuidad donde está ahora, supondría también una inyección de optimismo para todos aquellos que desde hace algún tiempo ven con inquietud la constante pérdida de empresas que han sido, o son aún pero menos, de identidad gallega. No parece necesario citar algunas porque están en la mente de muchos, pero caben pocas dudas de que ese "factor anímico" contribuirá, por el sosiego que aporta, a mejorar las condiciones generales de este antiguo Reino. Que, por cierto, lo va necesitando bastante.

Todo lo anterior, que es -como siempre- opinión personal del autor ha de completarse con una actuación enérgica y decidida de los poderes públicos, para determinar antiguas responsabilidades, "limpiar" la sentina y permitir la navegación tranquila de un buque que forma parte destacada de la "marca Galicia". Y, por supuesto, el respaldo de la Administración hasta donde pueda darlo para que quede claro que lo que está en juego no son solo los legítimos intereses particulares de una empresa, sino los generales de un país entero que no se puede permitir el lujo de renunciar a nada que los fortalezca y los haga prosperar.

¿No...?

Compartir el artículo

stats