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Ceferino de Blas.

Confesiones de Mata Hari sobre Vigo

El fiscal instructor, capitán Pierre Bouchardon, citó por quinta vez a Mata Hari para interrogarla, en el pequeño despacho del Quai de l'Horloge, el 28 de febrero de 1917. Quería que confesase qué había ocurrido durante sus estancias en Vigo.

Margarita Zelle, Mata Hari, había desembarcado en Vigo el 6 de diciembre, porque los ingleses le impidieron continuar el viaje a Holanda, y había permanecido hasta el día 11 en la ciudad. Tras una estancia de tres semanas en Madrid, regresó a París el 4 de enero. El 13 de febrero fue detenida.

Durante ese lapso las escuchas de la torre Eiffel habían captado los mensajes que el comandante alemán Kalle enviaba de Madrid a Berlín, descifrados por los servicios de espionaje francés, de los que se deducía que era espía alemana.

Tras ser detenida en el hotel donde se alojaba, Mata Hari fue llevada a presencia del fiscal instructor que la sometería a catorce interrogatorios antes de ser conducida al Tribunal Militar que la condenó a muerte.

Bouchardon, joven y adusto, con "aspecto de persona irascible", había hecho a Mata Hari un exhaustivo examen de todos sus movimientos, y había fijado la atención en sus cuatro estancias en Vigo, que consideraba relevantes para la instrucción.

De suyo, de los ocho cargos por los que será condenada, uno tenía origen en Vigo, donde reveló a varias personas que el matrimonio Allard, que viajaba constantemente en los barcos que hacían la ruta entre la ciudad y Falmouth (Inglaterra), y viceversa, eran espías ingleses.

Por eso Bouchardon convocó a Mata Hari, para hablar de Vigo, y los contactos que mantuvo la bailarina, que alegaba que colaboraba con el espionaje francés.

Y Mata Hari habló de Vigo. En lo que más se extendió fue en sus encuentros con Martial Cazeaux, un francés que trabajaba para el consulado holandés. Reconoció haberse entrevistado con él en varias ocasiones, una de ellas paseando por el Malecón, y que le había propuesto espiar para los rusos. Una vez en Madrid, le envió un telegrama para preguntarle cuándo llegaría el personaje ruso con el que debía contactar. Desde París le escribió en más de una ocasión.

Según Thomas Coulson -autor del libro "Mata Hari", que tejió su leyenda de espía, utilizando datos de los servicios secretos británico y francés-, había contactado por teléfono desde Madrid con el cónsul alemán, que era Fernando Bárcena. Aunque posiblemente con quien más haya hablado es con funcionarios consulares germanos.

Hay un tercer vigués, cuyo nombre resulta una incógnita, llamado Lascaret, a quien Mata Hari escribe desde París días antes de entrar en la cárcel de mujeres de Saint-Lazare. Es evidente que este personaje, como todos a quienes contacta en su amplio epistolario, encerraba claves de utilidad. Al día siguiente envió otra carta a Cazeaux. ¿Qué podía interesarle tanto de la ciudad?

De Lascaret nada se sabe, salvo por la carta de Mata Hari, que se guarda en el expediente.

Quien mejor la conoció y la trató fue sin duda Julián Mogin, propietario del Hotel Continental, en el que se hospedó cuantas veces pasó por la ciudad, aunque su nombre no figura en ningún documento policial ni judicial conocido.

Baste recordar que en una ocasión Mata Hari entró al hotel escoltada por dos pasajeros, ante el temor de que ser agredida por un espía británico que la había amenazado durante la travesía. Es obvio que los empleados informaron a Mogin -militar de carrera- del incidente y que este se informó de quien era el personaje, por cuya seguridad se habrá interesado.

La incógnita que tal vez nadie despeje es por qué Mogin y los empleados del Continental no informaron a los periodistas que lo frecuentaban de la presencia asidua de la famosa bailarina Mata Hari en Vigo, como pasajera de los trasatlánticos que hacían la ruta a Inglaterra de paso hacia Holanda. O de su viaje a Lisboa, aprovechando una estancia en Vigo.

El personaje más conocido de sus relaciones viguesas fue Cazeaux, que a lo largo de los años desempeñó un papel público reconocido, y desde la Alianza Francesa. Que se sepa no ha dejado unas memorias, como hicieron otros muchos que trataron con Mata Hari.

Fue una bailarina tan popular como la Bella Otero, a quien habrá conocido en sus actuaciones en Mónaco; el fiscal del Tribunal Militar la calificó como "la mayor espía del siglo", y dicen que existen más libros sobre ella en la Biblioteca Nacional de Francia que de Napoleón.

Un día como hoy, hace un siglo, fue interrogada por el fiscal instructor sobre lo que hizo en sus estancias en Vigo. ¡Lástima que hayan trascendido tan pocos datos de lo que le haya acontecido a este personaje en la ciudad!

Por hoy dejémosla, en su tiempo de martirio, en la prisión de mujeres Saint-Lazare, antes de ser trasladada ante el Tribunal Militar que la pondrá frente el pelotón de fusilamiento, en la madrugada del 15 de octubre de 1917, en aquel París amenazado por las tropas alemanas.

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