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EDITORIAL

Toca arremangarse para mejorar la sanidad de los pontevedreses

El relevo del gerente del Complejo Hospitalario de Pontevedra, José Manuel González, era una petición mayoritaria de los profesionales de Montecelo y el Provincial. Sus críticas hacia la dirección por lo que entendían una mala gestión a lo largo de estos últimos años eran constantes. El nivel de conflictividad interno había llegado a tal punto que hasta el propio Colegio Médico se había sumado a esta petición de cese disconforme con los procedimientos de adjudicar las plazas en estos centros sanitarios.

La nueva etapa que anuncia el Sergas en distintas áreas sanitarias de Galicia, entre ellas la de Pontevedra, pone fin a unos años convulsos en la sanidad del área norte de la provincia donde en esta década el sentido común se dejó de lado para dar paso a la ocurrencia. Así se pasó de prometer la entrada en funcionamiento para 2014 del nuevo hospital de Monte Carrasco a desmontar este proyecto y prometer el inicio de las obras del Gran Montecelo para 2019. Una ampliación, por cierto, ya acordada en el año 2000 con inversiones proyectadas y posteriormente anuladas con la llegada del PP a la Xunta tras la época del bipartito.

Y uno de los grandes responsables de semejante desaguisado fue el propio José Manuel González, primero cuando ocupó el cargo de conselleiro de Sanidade en el Gobierno de Manuel Fraga apoyando por aquel entonces la ampliación de Montecelo para adecuarlo al siglo XXI y tras su nombramiento como gerente en 2009 sumarse al carro del nuevo hospital único propuesto por el entonces candidato a la Alcaldía del PP, Telmo Martín. Tras retomar Sanidade el proyecto del Gran Montecelo, González se había quedado en claro fuera de juego y muy señalado por sus contradicciones y por una gestión cuestionada del complejo hospitalario.

Con una conducta tan contradictoria y por la multitud de quejas tanto de trabajadores como de usuarios del CHOP, se antojaba obligada su marcha. Peleado con gran parte del personal, tachado de un carácter difícil y nada dialogante no parecía la persona idónea para llevar adelante la transformación de Montecelo.

Lo acontecido en las últimas semanas con el servicio de Urgencias, por el brote de gripe, con enfermos por los pasillos día tras día, negando la Gerencia la evidencia y sin tomar medidas hasta que las protestas saltaron a los medios de comunicación, fue una muestra más de mal funcionamiento, solo salvado por el arduo trabajo de los profesionales. Las listas de espera en Atención Primaria, la falta de cobertura de puestos vacantes en los distintos servicios por jubilaciones son otras de las críticas que no se han sabido corregir.

El conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña, que ha apostado por el diálogo en un asunto de tanta importancia como es el de las infraestructuras sanitarias de Pontevedra reuniéndose con todos los sectores implicados para desatascar el conflicto entre Concello y Xunta, ha elegido para el cargo a José Ramón Gómez, cuya labor en el Hospital Clínico de Santiago viene precedida por el diálogo y una buena gestión, precisamente de lo que carece el CHOP.

José Manuel González había puesto a muchos en su contra: médicos, enfermeros, celadores, sindicatos y usuarios. La decisión de abandonar el cargo la debió tomar él mismo mucho antes, cuando la Xunta se vio obligada, ante la oposición de las administraciones locales y vecinos, a abandonar el proyecto del hospital de Monte Carrasco para volver al punto de partida. Al hasta el pasado jueves gerente no le importó, estaba dispuesto a cambiar el rumbo y asumir un nuevo planteamiento.

Han sido para la sanidad del área norte, años perdidos, aunque de estos vaivenes ininterrumpidos durante la friolera de 17 años son muchos los responsables.

Para un proyecto de la envergadura del Gran Montecelo y para que resulte creíble se necesitan ideas y caras nuevas con las que poner fin, de una vez por todas, a la deficiente infraestructura sanitaria a la que se ha abocado a los pontevedreses. Ahora apremian los resultados.

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