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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Sacar rédito de la tensión

La novedad política del momento es la posibilidad de que el gobierno del Estado y el de la Generalitat estén manteniendo unas conversaciones discretas (más que secretas) sobre la cuestión catalana. Los rumores se desataron a raíz de que el expresident señor Mas aprovechase su intervención en un máster impartido por la Universidad Autónoma madrileña para apuntar una salida alternativa a la independencia. Y el hecho de que sea precisamente el señor Mas quien haga la propuesta, en Madrid y en castellano, ha causado una cierta sensación. El señor Mas ha pasado estos últimos años presidiendo manifestaciones masivas en favor de la independencia, organizando referéndums presuntamente ilegales en pro de ese mismo objetivo, sembrando de "embajadas" catalanas los países más importantes, y realizando declaraciones que no dejaban lugar a dudas sobre sus convicciones inequívocamente separatistas. Incluso, hace unos pocos días, tuvo que comparecer ante la sala de lo Penal del Tribunal Superior de Cataluña para defenderse de las acusaciones de prevaricación y desobediencia por haber organizado supuestamente una consulta soberanista declarada ilegal por el Tribunal Constitucional. En esa ocasión fue acompañado hasta la sede judicial por miles de ciudadanos seguramente con la intención de representar que se estaba juzgando no a una persona sino a todo un pueblo. "No tenemos que pedir perdón -dijo arrogante- nos querían de rodillas y nos encontrarán de pie. Nos querían con la mirada baja y nos encontrarán mirando adelante".

Cualquiera que le hubiera oído pronunciar estas palabras a través de los medios así como expresar su firme convicción de continuar avanzando hasta asistir al parto de la nación catalana, creería que el temido choque de trenes entre el Estado y la Generalitat era inminente. Por eso mismo, no ha dejado de sorprender que a los pocos días de ese desafío sea el propio Mas el que en un acto académico ante poca gente, y en el que no estaban presentes los periodistas, haya lanzado la propuesta de una vía intermedia entre la independencia plena y el estatuto. Una formula jurídica que no concretó pero que en cualquier caso correspondería al Estado español proponer. "Si hay algo en medio -declaró- corresponde al Estado proponerlo. Digo al Estado, no al Gobierno". Lo que sea eso de "en medio" no lo aclaró porque no es costumbre entre los jugadores de póker enseñar las cartas antes del envide final. El acertijo se las trae. Sin reformar previamente la Constitución para adoptar un sistema federal, una fórmula que supere el ámbito competencial del Estatuto sin llegar a la independencia tiene tan estrecho margen para desenvolverse que obligaría a un contorsionismo jurídico como pocas veces se haya visto.

Por otra parte, ¿a qué se refiere Mas cuando dice que la propuesta la ha de hacer el Estado y no el Gobierno? ¿Al Parlamento español? ¿Al Rey? ¿A la Federación Española de Fútbol para asegurar que en cualquier caso el Barça seguirá jugando la Liga de España y no la de Francia? (El fallecido escritor Vázquez Montalbán sostenía que el fútbol era el único sentimiento que garantizaba la unidad de la patria). No sabemos cómo terminará este contencioso, pero de lo que no nos cabe ninguna duda es que la Cataluña política sabrá sacar buenos réditos de la tensión creada.

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