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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El "trivencedor"

A estas alturas, hecha ya la primera digestión de los tres acontecimientos políticos de la última semana por parte de quienes debían, pocas dudas puede haber de que el vencedor de todas ellas ha sido el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy. Ha sido, ciertamente, el más listo de la clase, lo que siempre constituye un mérito; que esta vez tenga algo menos de brillo se explica por que el nivel medio del resto de los protagonistas no era precisamente propio de los premios Nobel. Pero, aún así, tiene valor el hecho de que en su congreso y aunque no se discutiese nada importante, resultara reforzado en el liderazgo, casi beatificado por los suyos, más temido aún por los adversarios y, en definitiva, con una cuota mayor de respeto entre los votantes.

(Conste que, cuando se dice que la reunión no abordó cosas importantes, la referencia es hacia los asuntos de Estado. O sea, la reforma de la economía autonómica, el espinoso problema de las pensiones y sobre todo el cada día más inaplazable "caso catalán". Es verdad que los congresos no sirven, ni debe, para resolver esas cuestiones pero si para estudiarlas y proponer salidas asumibles. Y eso no se hizo: lo más grave fue lo de la secretaría general de partido: con un margen escaso de apoyos Rajoy supo resolverlo: le dio el cargo a Cospedal y nombró coordinador general al que más se oponía a doña Dolores. Tutti contenti.)

La segunda cita era la de Podemos. La verdad es que solos se debatían ahí tres cosas: quién mandaría, por cuánto margen y que plazo de vida política le quedaría al perdedor. Entronizado el pablismo-leninismo de Iglesias, lograda una mayoría más que confortable y en capilla aunque sin fecha Errejón, el radicalismo va a ocupar las calles de este viejo país. Y eso, sin duda, será otro éxito pero a medio plazo para blindar las opciones de don Mariano a un tercer mandato. Los podemitas tendrán parroquia mientras haya grandes bolsas de descontento en España y eso tarde o temprano tenderá a reducirse.

La tercera corona de vencedor que, en opinión personal de quién esto firma, habrá de repartírsela el presidente del Gobierno con doña Susana Díaz y el alcalde de Vigo Abel Caballero. No obstante, el tamaño mayor del reparto corresponde a Rajoy porque sin duda será el más beneficiado si la presidenta andaluza resulta lideresa del PSOE, aparta a Pedro Sánchez del riesgo que provoca para la pulverización de la izquierda sensata y el poder de convocatoria de Abel Caballero no le afecta a Moncloa para nada.

En definitiva, y siempre desde un particular punto de vista el astuto político de Santiago ha salido mucho mejor parado de cuanto contaban incluso los más fervorosos de sus partidarios. Con el músculo electoral reforzado, su imagen bastante más valorada por los ciudadanos que la de los otros, y consolidado su proyecto de PP para los próximos años, poco tiene que temer. Salvo, claro, que le estalle en la sentina otro escándalo de esos en los que las filas populares -como las del PSOE, pero esa tiene bula mediática- han sido siempre fértiles en follones y disgustos.

¿No?

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