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La enfermedad y los enfermos

La democracia no está enferma, pero soporta la masificación de enfermos en camas hospitalarias, urgencias y listas de espera. Los morbos se llaman soberbia, ambición, codicia, abuso, corrupción, mentira, mediocridad, etc. Cuando facultativos tan fiables como los doctores Mas y Puigdemont hablan de la enfermedad o los déficits de la democracia española, salta el resorte de traducción simultánea con nombres, lugares y hechos como el clan Pujol, Andorra, el tres por ciento, las sedes embargadas, los fondos ocultos para el golpe de Estado permanente, las "embajadas" inútiles, los discursos a tanto la hora en Bruselas y todas las secuelas de estas psicodolencias, al parecer incurables.

Por desgracia, no son los únicos en España. Muchos otros están desahuciados, o en vías de serlo, con la cuota de desprecio social que los confinará en el lazareto político para el resto de sus vidas. Nadie podía esperar un informe de chanchullos fiscales como el que la autoridad pertinente acaba de publicar con el nombre de Rodrigo Rato, por limitarnos a un caso paradigmático entre muchísimos. Pero los arriba citados también presentan el cuadro clínico exclusivo de la desobediencia al Tribunal Constitucional, que, como indica su nombre, interpreta y tutela una Constitución que tuvo el refrendo masivo de sus paisanos cuando gozaban de buena salud. Y además son únicos en desgobernar para una mitad, como si la otra fuese chusma.

Aunque la democracia no esté enferma sufre la embestida de quienes la denigran, que es la fina exégesis de que están por encima de la ley. Es delirante concebirla de otra manera que como resultado de las leyes, no como un concepto gaseoso que cada cual arrima a su sardina. La primera pregunta es a quién creen engañar. Y la segunda, en qué filosofía basan su presunto derecho europeísta, cuando la visita pastoral al Parlamento comunitario ha sido respondida con el precepto inamovible de que "la Constitución española es ley para la Unión Europea". La pertinacia de los ilustres doctores citados ya es un síntoma de manía obsesiva. ¿Cuándo entrarán en la tierra firme de la negociación estos candidatos al martirio heroico?

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