El tribunal de apelaciones de San Francisco emplea 29 folios en exponer por qué no estima procedente reactivar el veto islámico de Trump. La unánime y detallada sentencia, precedida y seguida de ataques de la Casa Blanca a los jueces, no solo es el primer golpe de mazo al magnate sino que, además, hiberna el único de sus decretos, junto al de salida del Tratado Transpacífico, que no es un mero bufido pendiente de informes y negociaciones. El decreto se ha atribuido al estratega jefe, el aprendiz de brujo Bannon, a quien los jueces, sin citarlo, dan un despiadado tirón de orejas al denunciar "las cambiantes interpretaciones" que el Gobierno de EE UU hace de un texto cuya ambigüedad, calculada como un ingenioso ardid, se ha revelado una chapuza. Las mañas del agitador ultraderechista, eficaces para cazar votos en pantanos de campaña, han chocado a la primera con el muro de la justicia.
