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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El ventajismo

A la vista de lo que se ha ido conociendo durante la crisis de los precios energéticos -no mucho, pero significativo-, es lo principal que como en cualquier país serio, aquí también hay instituciones para defender de forma eficaz a los consumidores, incluso a costa de choques con otras. Y lo demuestran las cifras: en la sesión parlamentaria de control de esta semana el presidente Feijóo dio cifras que demuestran que la Xunta no está genuflexa ante tan poderosas compañías. Bien.

Dicho eso, con el matiz de que ese tipo de incidencias resultan especialmente dañinas para el personal y sus intereses, y que no siempre las soluciones satisfacen a todos por igual -y que se recuerda esto no con la intención de desmerecer una tarea que no pocas veces ha servido para evitar abusos-, conviene insistir en la necesidad de apoyar esa tarea de defensa y subrayar la urgencia de potenciarla. Y no sólo con acción, sino con información.

Y como a veces un buen ejemplo vale -al igual que la imagen- más que mil palabras, cumple recordar el dato que no ha mucho publicaba este periódico sobre la orden de incluir en las facturas de los clientes el canon que la Xunta cobra a las eólicas. Y que confirma dos cosas como mínimo: una, que lo del canon no era un truco publicitario y, dos, que pese a que se habla de "energía renovable" como del santo advenimiento, sale cara.

Otro de los asuntos "estrella" de la sesión de control fue el aún más sonoro -el del AVE- en el que volvió a quedar demostrado que es más fácil oponerse que gobernar. Y que el que hace lo primero tiene un extraño modus operandi con la memoria: cuando le conviene no se pierde detalle y a veces inventa, y cuando no, se olvida hasta de las evidencias más clamorosas.

Viene a cuento, eso, de que los opositores, en lo del ferrocarril, fustigaron al presidente Feijóo por los retrasos -que han disgustado a todos los gallegos/as por igual- como si hubiese sido culpable directo, y eso es falso e injusto. Lo que no dijeron fue que el actual jefe del ejecutivo dio la cara en público para criticar lo ocurrido, algo que, al decir de alguna crónica, le costó disgustos serios con compañeros de partido. Pero, como él mismo diría, para eso le pagan, para defender a Galicia.

Lo que olvidaron algunos de esos portavoces fue que cuando el AVE sufrió más retrasos y corrió el riesgo de suspenderse fue con una ministra socialista, y de todo el PSOE gallego sólo el presidente Touriño osó protestar. Y que, ahora, nadie de la izquierda salió a apoyar a Feijóo cuando debió, sino después, a rebufo del retraso a la reacción del presidente de la Xunta. Y eso no es control: es sólo ventajismo.

Conste.

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