A poco que se repase lo que ha ocurrido estos días -y lo que puede suceder en los próximos, porque el tren de borrascas aún no pasó del todo, aunque sí parece haber moderado su velocidad- se entenderá mejor la petición de la Fegamp a la Xunta sobre emergencias. Y es que Galicia ha padecido demasiados sustos como para hacer aspavientos a la hora de que alguien reclame planes de contingencia mejores, más preparados y bien coordinados.
Y no se trata, conste, de caer en la costumbre nacional de que cuando pasa algo malo la culpa la tiene siempre el gobierno y si se trata de festejar un éxito, entonces se reivindica como colectivo. Pero sí de insistir en que, por más que se cuente ya con un Plan, conviene actualizarlo casi de forma continua, ensayarlo hasta que roce la perfección y darlo a conocer con detalle a todos los que lo puedan necesitar en un momento concreto.
Dicho todo ello, es de justicia subrayar un dato: a lo largo de la historia moderna de este antiguo Reino, siempre que ha habido una catástrofe natural, ferroviaria, marina o por otros factores se ha demostrado que el país dispone de profesionales de primer nivel. Abnegados, bien preparados, inteligentes y con un coraje heroico, los cuerpos y fuerzas de seguridad, 061, Protección Civil, 112 y otros, además de los voluntarios que se la juegan por el prójimo, han salvado muchas vidas y bienes.
Pero, aun con eso, no es bastante. Y tiene razón la Federación de Municipios cuando reclama no ya la mejora de lo que hay, sino una coordinación más amplia y, sobre todo, un conocimiento suficiente de los detalles para no perder más tiempo que el estrictamente necesario a la hora de poner en marcha los planes de emergencia y aumentar en lo posible su eficacia para minimizar daños directos y efectos colaterales.
La prueba de que todo ello es necesario se obtiene no solo de las observaciones de la Fegamp en cuanto a inundaciones por desbordamiento de ríos o de intensas lluvias. Es preciso tener habilitados y a disposición una serie de locales, material, medios técnicos y humanos para reaccionar de inmediato ante los elementos.
Y, por desgracia, hay numerosos casos de los que aprender para ayudar a Galicia cuando lo necesite. Por ejemplo, cuando soplan vientos superiores a 150 kms hora que en el Estado norteamericano de Florida verbigratia generan alertas de huracán y desencadenan medidas preventivas que van desde la habilitación de refugios a la previsión de desalojos o de gigantescas averías eléctricas. Las situaciones pueden ser diferentes pero, en última instancia, no tanto como parece.
¿Eh...?
