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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

Lunes de resaca

El narcisismo alcanza niveles de epidemia

No todas la resacas son como consecuencia del alcohol de o del movimiento de las olas del mar. Sí hay, sin embargo, exceso detrás de cada resaca que delata enseguida a quien la sufre, que puede que sea el único que no lo vea porque el narcisismo le nubla la vista. En España, sin ir más lejos, se vive una resaca inexistencial que nos hace preguntarnos a cada rato qué somos y hacia dónde vamos. No es nada nuevo, ha ocurrido antes, en otros momentos de la historia, sin encontrar respuestas. Se trata de una inquietud sin soluciones y que, por tanto, se repite. Un naufragio del que no tenemos noticia.

Ahora, en este momento, la resaca existe y no se percibe como debiera porque el narcisismo está más de moda que nunca y contribuye a taparla. Después de analizar el comportamiento de miles de estudiantes de Estados Unidos, una psicóloga ha escrito que el narcisismo creció desde 1980 al mismo ritmo que la obesidad alcanzando niveles de epidemia. La búsqueda de fama a cualquier precio y la autopromoción en las redes sociales son dos rasgos de la tendencia dominante. Este último, además, se incorpora como novedad al fenómeno inspirado por el bello y vanidoso personaje de la mitología griega que, siendo incapaz de amar a otras personas, murió por enamorarse de su imagen.

Cada día se suben a Instagram ochenta millones de fotografías que reciben como respuesta 3.500 millones de "me gusta". "Yo, con fulanito", "yo, con menganita", "la pizza que he comido", "el atardecer que he disfrutado", etcétera, etcétera. Son los gritos de las víctimas de una sociedad que ha sobrevalorado a sus hijos, de un tiempo interminable de capricho banal: gente que se siente especial en cada acto de su vida y le gusta contarlo como si de ello dependiera la felicidad. Narcisistas que se retratan cada dos minutos para curiosamente no verse, igual que la propia resaca que no se percibe.

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