Ayer la flota que faena en las aguas exteriores a la UE veía con tristeza como una vez más triunfaba la estulticia simplista propuesta por una organización conservacionista, Oceana, respaldada por los votos de muchos diputados europeos acogotados por ese pacto tácito entre las ONGs medioambientalistas, donde la propuesta de una se apoya por todas sin medir las consecuencias o raciocinio tras ellas. La propuesta en cuestión era esta vez la de prohibir a todo barco con una sanción "seria", por la que ya ha pagado multa en su país o en el que opera, la posibilidad de faenar durante doce meses en aguas no comunitarias. En el caso gallego esto equivale a prohibir faenar durante un año a dicho barco.

Da igual que se hubiese señalado que es común a todo sistema de derecho evitar la doble penalidad, el ser castigado dos veces por un mismo hecho. Da igual que se señalase la injusticia que supone que una falta impuesta por un país de dudosa tradición democrática, como son muchos en los que faena e invierte la flota europea, suponga una sanción adicional en la UE, y el poder de chantaje que eso confiere a los inspectores de ciertos países. Da igual que el propio Parlamento haya señalado recientemente la muy diferente e incongruente aplicación en diferentes Estados Miembros de los reglamentos de control comunitarios, que lo que en España es una falta grave en otro país sea una mera sanción.

Lo que importa a estos actores, en su mayoría espoleados por los fondos de grandes y obscuras fundaciones americanas, es pintar un mundo a su medida, sin importar el matiz ni la verdad, menos aún los medios para imponer sus tesis. Pero claro, solo donde pueden. Hablan de contribución global a un mayor control de las flotas que operan en aguas internacionales, olvidando que a China y amigos nadie los controla y cada vez son más y aparecen allí donde nosotros ya no podemos ir. Pero claro, no van a enfrentarse con gigantes asiáticos cuando no lo hacen en el país de origen de su dinero, EE UU. Allí no piden nada de esto, se reirían más aún de ellos. Aquí, acabarán riéndose solo los británicos, pero eso no lo entenderán estos grupos, la explicación no cabe en un tuit.

Son miembros de los consejos consultivos, participan en ellos y podrían debatir y oír a la flota en cuestión, trabajar lealmente junto a la misma y buscar maneras prácticas de obtener los objetivos. Pero en vez de eso vuelven a preferir, al menos una, vivir contra alguien, señalarnos como molinos de viento y ponerse medallas de 140 caracteres, los mismos que yo he sobrepasado en este párrafo. Por eso no lo podrán entender.

*Presidente de Agarba