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El meollo

La subdelegada

El meollo de la cuestión está en descifrar ya sea el enigma o bien sea el estigma que pesa sobre los funcionarios de carrera de alto nivel en su condición de pontevedreses que, en detrimento propio, nunca encuentran acomodo al frente de la Subdelegación del Gobierno, un organismo aparentemente reservado solo para sus homólogos vigueses.

No se trata de que este asunto tenga una gran relevancia, como para rasgarnos las vestiduras y poner el grito en el cielo. Nada de eso. Pero sí resulta bastante chocante que un nombramiento tras otro desde hace veinte años, todos los designados procedan de Vigo. Tal hecho es aún más llamativo si tenemos en cuenta que Pontevedra arrastra el sambenito de ser "una ciudad de funcionarios". Ahora tendríamos que redondear el tópico a medias con una incómoda coletilla que diga algo así como "una ciudad de funcionarios, pero sin rango ni categoría suficientes" para acceder al cargo en cuestión.

A Alejandro Millán Mon cupo el honor de personificar en 1997 por designio de Mariano Rajoy el cambio del Gobierno Civil a la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra. Él fue el último ocupante pontevedrés de aquel organismo que tanto mandó e incluso aterrorizó durante el Franquismo, y el primero en estar al frente de una institución que nació devaluada, tal y como corrobora su propia nomenclatura.

Por la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra pasaron luego Delfín Fernández Álvarez (2004-2011) y Antonio Coello Buffil (2011-2016). Y ahora llega Ana Ortiz Álvarez, que salta de la administración gallega a la administración estatal.

Además de ser cosa de vigueses, idea bien constatable, este cargo también parecía cosa de hombres. Desde1836 hasta 1997, el Gobierno Civil de esta capital solo estuvo ocupado por hombres, y otro tanto ocurrió más recientemente con la Subdelegación del Gobierno.

Alguien tendrá que resaltar hoy, durante la toma de posesión de Ana Ortiz Álvarez, el singular hito que supone el mando de una mujer al frente de dicho organismo. Sin ningún demérito para la elegida, habría estado muy bien que la designada fuera una alta funcionaria pontevedresa.

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