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Javier Cuervo.

Un millón

Javier Cuervo

Ejem, la felicidad

Existe un Instituto de Investigación de la Felicidad. No ha dado con la fórmula, pero ha encontrado el sitio: Dinamarca. ¿Dinamarca? ¡Qué frío! Inconscientemente asociamos la felicidad con el calor, seguros de la infelicidad que da el frío. En un termómetro emocional situaríamos la infelicidad a bajo cero. Pues no, es una asociación de ideas bobas ("asociación de ideas bobas" suena a definición informal de "think-tank"). El frío tiene que ver con la felicidad danesa que nombran con la palabra "hygge" que, copio, resume el hedonismo escandinavo, las luces cálidas, los jerséis, las velas, los calcetines calientes después de la tormenta, acurrucarse con buena compañía debajo de un nórdico para ver una película en pijama de franela. La felicidad en Dinamarca es dejar de pasar frío, acaso dejar de sentirse en Dinamarca.

¡Cómo no va a haber descontento en España, un país cálido donde se va al bar en busca de calor humano! Acabamos de pasar una ola siberiana que puso medio país patas arriba, pero ahora vamos a recoger la cosecha de felicidad que nos deja sacar el frío del cuerpo.

La felicidad tiene mucho de "dejar de" porque el Instituto de Investigación de la Felicidad ha informado de que la gente que abandona Facebook es más feliz que la que permanece. Desde luego, será menos dependiente de la opinión ajena, de recolectar protagonismo y "me gusta". Y estará mejor informada porque a través de Facebook entran bancos de posverdad y trolas fabricadas por webs acerico cuyo negocio es que pinches y piques. Para ser feliz lo mejor es hacerse de Facebook y no poner la calefacción y luego abandonar Facebook y ver una película bajo un edredón. Lo "hygge" en España, país de horarios de trabajo interminables y socialización exhaustiva, es llegar a casa y quitarse el sujetador y los zapatos. Aquí "hygge" se dice "qué gusto".

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