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Marco: mirar, recrear, gozar

Una maravilla. No es este adjetivo propio de un crítico de arte, que debe valorar con equidistancia y por comparación, pero a Dios gracias yo no lo soy y puedo dejarme llevar por la emoción. Hablo de una exposición que os recomiendo visitar sin prisa en el museo Marco de Vigo: "Alén dos xéneros. Prácticas artísticas feministas en Galicia". Me gusta hasta el logotipo de la diseñadora voladora Uqui Permuy, a quien conocí allí 25 años después de su hermano, el también diseñador gráfico Alberto Permuy, autor de Xubi, la mascota del Camino. La comisaria Ánxela Caramés ha hecho un trabajo agotador pero de gozosos resultados seleccionando los 40 artistas gallegos, hombres o mujeres, que desde los 90 abordan las cuestiones de género. No sé cuándo se marcha el director de MARCO, Iñaqui Antelo, pero se puede decir que esta exposición es como una despedida triunfal, un brillante colofón. Mucha gente en la turgente inauguración, en la que besamos a un sinfín de caras conocidas, paseaban artistas de la muestra como Chelo Matesanz, Salvador Cidrás, Xoan Anleo, Mar Caldas ... y en la que yo gocé de una guía unipersonal que fue haciéndome sus lecturas, improvisadas pero lúcidas, de las piezas ante las que pasábamos: Miryam Álvarez, alma máter de la clínica Maio de fisioterapia, especializada en uricología y suelo pélvico, que allí abundaba en femenino. De lujo.

Como un grandioso útero

Perdonad que siga hablando de arte cuando podría hacerlo de cosas más importantes como comer y beber (esto es una boutade voluntaria) pero es que no puedo reprimir que en ese museo Marco tenéis también en la planta baja más mirada de mujer o sobre la mujer. Claro, allí se expone "Mulleres do silencio", con obra de artistas gallegas desde Maruja Mallo a Ángela de la Cruz) y otra interesante apuesta, la de Carolina Bonfim con "90 movimientos sobre Technogym". El Marco es estos días un gran útero, el órgano de la generación. Por algo vino el viernes la gente de Metrópolis, con la historiadora y especialista en videocreación Susana Blas que, por cierto (dejadme decir algo importante), cenaron en Lamari y hasta tomaron una copa noctívaga en el Sinatra, antiguo Telmo´s.

Y el canto de lujo tabernario

Y yo estoy aún ahora, qué vergüenza, aprendiendo canto coral, popular, de lujo tabernario. Voy a clases de la peña "Sondaquí", que suelen ser al final de una opípara comida, y yo tarareo más que digo pero ellos se creen que voy aprendiendo. El otro día Guillermo y Antonio nos prepararon un cocido y por allí andaban los dos Carlos, Herera y Vázquez, mandando con sus guitarras, el farmacéutico jubiloso Juan Iglesias, el experto en maderas Fernando Bastos recuperándose de un achuche, Moncho Español, Antonio "el de las jotas", hábil en este género cantoral, José María García, que tiene la manía ritual de enviar los pocillos de café por vía aérea a los comensales... y así hasta quince. Luego cantamos el "Vigosetito" en recuerdo de su autor Pepe Longueira y, cómo no, "No puedo estar sin ti", en honor a la novia de uno de los tertulianos, no voy a decir cuál no vaya a ser que esté casado.

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