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Juan Tapia.

H Francia también puede sorprender

Vivimos un tiempo de sorpresas. Y casi todas van en contra de lo previsible, e incluso de lo razonable. Primero, el "Brexit". Luego, la victoria de Trump, un populista de discurso primitivo. Y esta semana el índice Dow Jones ha superado, por primera vez en la historia, el 20.000, tras la bronca toma de posesión de Trump. Los mercados no son infalibles.

Ahora uno de los grandes miedos de Europa se centra en las elecciones presidenciales de mayo en Francia. En las primarias de la derecha en diciembre no se impuso Sarkozy (habría sido lo convencional), ni el centrista Alain Juppé (lo que decían las encuestas) sino el tercer aspirante, el conservador y bastante gris François Fillon. Parecía así que la elección definitiva en mayo sería entre Fillon, un candidato de la derecha "gaullista" que en su día votó contra el euro, y Marine Le Pen, populista y antieuropea. Era muy difícil que el candidato socialista -todavía se pensaba en Hollande- pasara a la segunda vuelta.

Pero Hollande, consciente de su impopularidad, ha renunciado a presentarse (nunca lo había hecho un presidente en ejercicio en la V República) y mañana domingo se decide la primaria socialista. Parece que el candidato del ala izquierda Benoît Hamon, que hace campaña por una renta mínima para todos de 700 euros, va a ganar a Manuel Valls, el ex primer ministro, que sufre de los fallos de la presidencia de Hollande. Ninguno de los dos puede llegar a la segunda vuelta definitiva de mayo pero está emergiendo con fuerza -es la gran revelación- Emmanuel Macron, dimitido ministro de Economía de Hollande, que aboga por convencer a los ciudadanos de la necesidad de avanzar hacia más Europa. Macron rechaza a la izquierda y la derecha tradicionales y aboga por un liberalismo social pero muy pragmático.

Y si Hamon gana la primaria socialista, suben las posibilidades de que Macron -que ya va tercero en las encuestas- pueda robar un puesto en la votación definitiva a Fillon o a Le Pen y convertirse así -totalmente impredecible hasta hace poco- en el próximo presidente.

Francia, castigada por la crisis y humillada en su orgullo nacional, busca fórmulas lejanas a las ideas y aparatos convencionales pero -afortunadamente- no mira únicamente hacia el populismo antieuropeo de extrema derecha.

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