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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La luz

Uno de los datos más curiosos -alguien podría hablar de casualidad- de cuantos surgieron del encuentro de los presidentes de la Xunta y la Fegamp fue la coincidencia práctica con la entrada en servicio de las nuevas tarifas de la electricidad. De "la luz", que es como suele referirse al tema la gente del común. Y que en el encuentro había un apartado referido precisamente a esa cuestión, más que vital para una gran parte de la sociedad.

Lo pintoresco es que en la cita se firmó un convenio entre las partes con objeto de que nadie se viese privado del suminitro por causa de imposibilidad de tipo económico. Y la brutal subida de "la luz" casual y teóricamente va a multiplicar el número de quienes, al menos, tendrán enormes dificultades para abonar la factura. Y, más sorprendente aún, eso sucede en un país abundante productor de energia hidroeléctrica en sus ríos.

Las compañías, que en ocasiones aducen problemas -que presentan como perjuicio cuando en realidad deberían llamarse lucro cesante- se excusan con múltiples y confusas causas que suelen incluir en facturas ininteligibles, que hacen especialmente difícil cualquier reclamación que se pueda presentar. Y además extraños conceptos,indescifrables para clientes que, como es natural, entienden poco o nada.

Así las cosas, la citada abundancia de producción energética de Galicia no supone ventaja alguna para los habitantes de este antiguo Reino -y menos aún con el folletín eólico-, lo que en el fondo incluye un absurdo tal como que la Arabia saudita sin ir más lejos cobrase a sus ciudadanos la gasolina o el gas oil al mismo precio que pagan los finlandeses por poner ejemplos más ilustrativos que comparativos.

En más de una ocasión los diferentes gobiernos gallegos trataron, no tanto de solucionar -que era enfrentarse a poderes iguales o más fuertes que ellos- al menos paliar las desventajas que suponía para sus gobernados la situación. La Xunta de Fraga y la de Pérez Touriño lo intentaron, ésta con la creación de un canon, pero de algún modo, y pese a su buena intención, era como tratar el cáncer con paracetamol.

No se trata de un comentario despectivo, sino de un ejemplo que pretende subrayar lo inadecuado de la relación entre el problema y sus soluciones. Galicia precisa otro trato energético teniendo en cuenta lo que da y lo que recibe, y esa cuestión debería estar sobre el tapete de negociación acerca de la financiación autonómica,que tiempo aún hay. Pero lo que no puede ser es que la situación se mantenga porque además encubre una carga fiscal añadida que los gallegos no deberían tener que abonar.

¿Eh?

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