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Santiago Lago Peñas.

Los retos de la sanidad pública

Comparto con el Presidente de la Xunta la preocupación por el futuro de la sanidad pública. Y también, el convencimiento sobre la necesidad de analizar y debatir desde el rigor y la serenidad sobre su futuro. Un futuro que hoy pasa por la suficiencia de las finanzas autonómicas. Son las Comunidades Autónomas las responsables de cuánto y cómo se gasta respetando los mínimos que marca la legislación básica; y, por tanto, es su sistema de financiación el que debe soportar el sistema. Por eso, hablar del futuro de la sanidad es hablar de financiación autonómica.

No obstante, el debate no se puede quedar ahí. Existen tendencias imparables que presionan al alza el gasto. La primera es el incremento de la esperanza de vida. Un incremento que, de entrada, supone una mayor incidencia de enfermedades crónicas y de necesidades terapéuticas de todo tipo. La segunda es el avance tecnológico: las posibilidades, no solo de curación de enfermedades graves sino de mejora de la calidad de vida, crecen exponencialmente. Integrarlos en el catálogo y generalizarlos conlleva aumentar el gasto. Finalmente, el nivel de exigencia individual y social sobre nuestro estado de salud sigue aumentando: queremos vivir más y hacerlo en buenas condiciones.

Es verdad que, teóricamente, podríamos dedicar más recursos a sanidad y, de esa manera, ir acomodando esa presión financiera. Pero el margen no es ilimitado. Por eso debemos comenzar a pensar en factores que pueden desacelerar el gasto y en los límites que vamos a ir poniendo para garantizar la sostenibilidad del sistema.

Desde luego, tenemos mucho que ganar si somos capaces de cambiar los malos hábitos (tabaco, obesidad, sedentarismo, mala alimentación) que son determinantes fundamentales de las enfermedades crónicas y el estado de salud en general. También si somos capaces de reorganizar el sistema. Por ejemplo, incidiendo más en la atención primaria y a domicilio y menos en la inversión en camas cuya demanda cae de la mano de cirugías cada día menos invasivas; o discutiendo en serio sobre el coste-beneficio de un número no menor de tratamientos.

Es verdad que tenemos que hablar de pensiones. Pero el debate sobre la sanidad es tan o más urgente y relevante. Un debate en el que hay que la defensa del sistema público debe escapar de prejuicios y demagogia, sabiendo que no todo es posible.

*Director del Foro Económico de Galicia

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