Cuando me arrastra la curiosidad, me meto en "faena" como si quisiera encontrar el secreto mejor guardado, escondido en estas tierras gallegas y bendecido por las Aguas de As Burgas, donde la inquietud y el talento de la clase médica tuviera la pócima que estamos dejando derramar.

Y voy y me encuentro a un ourensano, Manuel Viso, que apabulla con tantos conocimientos. Jefe del Servicio de Hematología y Medicina Interna, experto en Medicina Deportiva y Nutrición Deportiva en el Hospital de San Rafael en A Coruña... Me perdí entre tantos títulos... (Master de Dirección Médica y Gestión Sanitaria por el Instituto Carlos III de Madrid). Los folios se me traspapelaron... Su trayectoria va de salto en salto, cada cual más prestigioso. En un momento dado decide abandonar la sanidad pública en el antiguo Juan Canalejo y saltar a la privada, porque otro de sus sueños tras montar una Unidad de Biología Molecular para diagnósticos genéticos y prenatales, y ponerla en marcha, se sintió como tantos otros profesionales decepcionado... Falta de medios, esa lacra que poco a poco va llenando los caminos sanitarios de socavones.

Y va él con esa clase y porte y despeja la incognita a mi "desahosiego" cuando subraya que "la suerte de un día es el esfuerzo de muchos años". Perpleja porque además de ser otra de esas joyas que el joyero gallego debe "custodiar" por su ojo clínico. Me asaltó la siguiente duda. Siempre pensé que la experiencia y sapiencia venían de la mano de la edad. Otro de esos esquemas que este joven y prestigioso médico, me derrumbó y que tendremos que revisar para no caer en el error de dejar escapar a este volcán en plena erupcción, que esparce conocimientos médicos, arrolla con sus "sentencias" emocionales y con "sentidiño" como buen ourensano, aplica con tino y esmero a sus pacientes.

Predica con el ejemplo. Borra casi de un plumazo la palabra genética, el término suerte, los suprime de su diccionario clínico y resuelve tanta palabrería por disciplina y esfuerzo.

Efectivamente, cuanto más me adentro el personaje, más fácil me resulta ver de donde procede tanta agudeza e ingenio.

Cuanto más lo observo, más lamento que sus enseñanzas no se esparzan por las venas de muchos jóvenes que se han envuelto en la maquinaria destructiva de las poltronas o en su caso de las litronas. Muchos han rayado esas palabras esfuerzo y disciplina, para asentarse en la deriva de la inercia y la ley del mínimo esfuerzo.

Posiblemente la misma inercia que nos lleva a los ciudadanos a dejarnos vencer por el lodo de la inacción. Esa que permite tapar y ocultar mentes o genios que cada segundo de su vida lo dedican a crear y a salvar vidas, como la de este joven ourensano.

Algo estamos haciendo mal, muy mal. O este país está en la UCI, o cada día me resulta más difícil entender esta especie de parálisis mental que llega a producir hasta congoja. Condecoramos la mediocridad, mientras otros países condecoran el intelecto.

A lo mejor ha llegado el momento de alzar la voz. De apartar a todos aquellos que quieran hundir la ciencia. De arrinconar a quienes estén contagiados por esa adicción a la envidia. A lo mejor ha llegado el momento, cada uno desde nuestro rincón, de encumbrar el trabajo, esfuerzo, disciplina de nuestra espectacular clase médica. Y dar vida a los sueños de Manuel Viso y tantos otros facultativos que ponen sus manos, sapiencia en las camillas.

Durante unos momentos me quedé no sé si con los ojos como platos o rubricando lo que he escrito sobre el. De entrada, su expresión, cuando le pregunto nuevamente por sus anhelos inminentes respondió con la pasión que esperaba de él ,"Madre de Dios!!! Buff..." Ese comienzo tan expresivo, amén de subrayar lo expresado, dio más vuelta de tuerca a mi humilde mente, porque lleva sellada la pasión en su profesión. Y se ha empeñado y lo conseguirá, hacer saltar las audiencias de la radios dónde ya colabora y TV, llevar la medicina, la salud y los buenos hábitos a todos los rincones de España...No contento con ello, esa vocación médica hecha persona, suelta que querría ayudar "a más personas de lo que hago en este momento". Sólo salen puntos de admiración, expresividad y sentimiento de cada palabra. Sólo puedo terminar esta humilde opinión, exclamando como él. ¡Qué estamos haciendo con tanta vocación médica envuelta de pasión y sentimiento !. Simplemente, pido que aniden en los ciudadanos esas mismas emociones.