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Gracias, Bibiano

"Morón y su Articket fueron seguramente una de las mejores agencias de producción de Europa"

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Bibiano Morón (1950 - 2016)

Tuvimos nuestros más y nuestros menos, pero resultaba imposible enfadarse durante mucho tiempo con él. Su sentido del humor, su innata capacidad de vivir la vida entre carcajadas y de reírse, las veces que hiciera falta, de todo y de todos empezando por sí mismo, acabaron por seducirme. La de Bibiano fue mi primera entrevista de una página entera publicada en FARO DE VIGO, allá por el mes de agosto de 1988. Ya por aquel entonces había dejado atrás su carrera como cantautor y estaba totalmente inmerso en la tarea que llevó hasta sus últimos días: la dinamización musical de Vigo y de Galicia. Aquella entrevista versó, no obstante, sobre su época en Voces Ceibes, en la Nova Canción Galega, en TrenVigo y, al finalizar, me dijo: "¡Oye, chiño, hay mucha gente joven, de ésta de la movida, que cuando se entere de estas historias va a flipar!"

Tal vez en su momento no entendí en toda su dimensión el gran trabajo que estaba haciendo Bibiano por esta ciudad, pero a medida que los años fueron pasando me percaté de que estaba ante un hombre singular, incansable, persuasivo, persistente... y que encima sabía un güevo de música en los dos sentidos fundamentales: sabía lo que era bueno y sabía lo que iba a llenar aforos. Sólo así puede comprenderse la rutilante lista de artistas que actuaron en Vigo en los últimos treinta años. Bibiano y su Articket fueron seguramente una de las mejores agencias de producción de Europa, y todo ello sin salir del territorio gallego.

Porque Bibiano Morón pensaba a lo grande, ninguna dificultad le echó nunca para atrás, nada ni nadie le hizo desistir de sus sueños, de sus empecinamientos, de sus objetivos. Y, dentro de su labor, siempre tuvo en cuenta a la prensa. Gracias a su manera de ser pude entrevistar a unos cuantos músicos que forman parte de mi memoria sonora y de mi admiración eterna. Falló alguno, es verdad, pero no porque Bibiano no hubiese intentado ponérmelo al otro lado del teléfono o concertado una cita personal con él, sino porque el mundo de la música, sépanlo, y aunque con justas excepciones, está lleno de caprichosos, ególatras y narcisistas. Pero él se reía de todos ellos, y yo aprendí, al cabo, a reírme con él.

La última vez que hablé con Bibiano fue con motivo del último concierto de Eric Burdon en Vigo. Como había sido él quien lo había traído la primera vez, le llamé para que me contase unas cuantas anécdotas. Me citó para el día siguiente, prometiéndome algo así como que me iba a contar "la de Dios" sobre Burdon. Y le volví a llamar, sí, y me di cuenta de que de aquel concierto, pionero e histórico en Castrelos, pero para él uno entre cientos, Bibiano se acordaba aún menos que el propio Eric Burdon.

Y por supuesto que, aprendida la lección, no fui capaz de enfadarme ni un chisco.

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