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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

A vueltas con la táctica

La marejada interna preocupa a los partidos más que el país

Algunos se han puesto a contar cuántos votos podría perder el Partido Popular si por la derecha le surgiera un objeto volador identificado con Aznar. ¿Muchos?, ¿pocos? Depende. El PP es la resistencia a la izquierda que encarna Pablo Iglesias y mientras la oferta de Iglesias siga siendo la que es una gran parte del electorado cerrará filas para impedirle el paso aunque tenga que votar al mismísimo diablo.

El partido de centroderecha que mayores posibilidades tenga de oponer el muro a una alternativa incierta de gobierno seguirá siendo seguramente el más votado en un país que hasta ahora no ha dado demasiadas muestras de querer embarcarse en aventuras.

Una de las ideas de Podemos parece ilusoriamente encaminada a conseguir una mayoría desde los planteamientos más radicales de la izquierda. Para que eso suceda España y los españoles tendrían que deprimirse mucho más de lo que están y así todo no es previsible que se produzca esa decantación. La estrategia errejonista de querer alcanzar por medio de la transversalidad el poder sin tener que ahuyentar a los electores más temerosos es una ingeniería aparentemente más práctica. Iglesias, por ahora, va ganando, pero la pugna interna suele pasar factura.

Al PP le interesa un Podemos radicalizado para seguir espantando fantasmas. Al PSOE también, si logra imponer la tesis de la moderación en la izquierda y sale fortalecido al presentarse de nuevo como una alternativa de gobierno fiable para la gran mayoría de los españoles. A Ciudadanos es difícil saber lo que le conviene después de haberlo intentado casi todo y seguir viendo en él muchos electores el ala izquierda de los populares. Preguntarse quién se ocupa de los problemas de España es ocioso.

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