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La semana de A Ferrería

El presupuesto de la discordia

Año y medio después del resultado de las elecciones municipales, el BNG todavía no ha asumido que en Pontevedra Lores no cuenta con mayoría absoluta. Siguen sin recuperarse de la resaca de aquella noche del 24 de mayo de 2015 en la que lograron la primera victoria electoral en esta ciudad y desde entonces nada han querido saber de las propuestas de la oposición que es la que tiene la mayoría absoluta en la corporación.

Decidieron en su día gobernar en solitario y la carambola les hizo aprobar las cuentas municipales el pasado año al faltar un concejal del PP ingresado para ser operado. Sin respetar las reglas del juego las sacaron adelante.

El BNG, de ideas fijas y con su eslogan por bandera "o conmigo o contra mí", no solo no ha sabido asumir propuesta alguna de la oposición, sino que ha tenido a bien siempre desprestigiar a su adversario político.

Su política siempre ha sido primero hacer la obra y después consultar con los afectados y si no les gusta ahí se la dejan, sirva de ejemplo la Plaza de la Castaña. Su único argumento frente a sus adversarios siempre es el mismo: quieren acabar con el modelo de ciudad.

Con este planteamiento la corporación está abocada a la crispación. Lores debe entender de una vez, y ya va siendo hora, que no ha ganado con mayoría absoluta y que la oposición tiene todo el derecho a echar por tierra sus iniciativas, porque las ideas de las restantes fuerzas políticas distan mucho de los planteamientos del gobierno nacionalista. Si el mandato no se basa en el diálogo y en el respeto, todo hace pensar que el enfrentamiento entre unos y otros irá a peor, si es que todavía puede empeorar más. No es razonable que desde el primer día del mandato todos anden a la gresca como consecuencia de la intransigencia del grupo de gobierno.

El Bloque, a través de César Mosquera, presiona extendiendo este problema a la estabilidad del gobierno bipartito de la Diputación; mientras los líderes gallegos de las distintas fuerzas comienzan a tomar posiciones.

El Bloque pontevedrés se olvida con mucha facilidad de lo que hace en otros concellos con gobiernos de otro color político. La memoria es frágil, sobre todo cuando uno se cree siempre en posesión de la verdad. Se olvidan, incluso, de cuando arrebataron la Alcaldía a Telmo Martín que con el mismo número de concejales que tiene ahora Lores se quedó en la oposición sin rechistar tras el acuerdo BNG-PSOE.

Al Bloque le falta ser tolerante, y va siendo hora de que su portavoz nacional Ana Pontón marque una nueva línea estratégica basada en el diálogo porque como se deje llevar por sus antiguos maestros su prometedor futuro se convertirá en un paso fugaz por la política. Esto ya lo han padecido un buen número de nacionalistas que acabaron escapando de un BNG cerrado y anclado en el pasado por culpa de estos "maestros".

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