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la mirada

El mareo de En Marea

| Líder. Tras erigirse el pasado 25-S en la segunda fuerza con más votos en Galicia, En Marea debería haber canalizado desde entonces todas sus energías para erigirse en alternativa al PPdeG y concretar su proyecto para esta tierra. Tiene ante sí la oportunidad de que su rival en la izquierda es un PSOE en crisis en Galicia y España, lo que le pone más fácil consolidarse como líder de la oposición, pero desaprovecha la ocasión enredándose en un debate orgánico, que le aleja del ciudadano, a quien no le interesan las cuitas internas de En Marea. La altura de la segunda posición le marea. La erosión que está sufriendo En Marea es la que padece Podemos a nivel estatal, enfrascado en una batalla por el control del nuevo aparato político. Ayer, Luís Villares ganó el primer asalto en su empeño por ser el líder del proyecto con el que intentó dar el salto a la presidencia de la Xunta. Fue inestimable la ayuda que le prestó Xosé Manuel Beiras, que dio un golpe en la mesa y pidió a los suyos que se dejasen de "caralladas" y arropasen a Villares, tras recordarles que el lucense acudió a la llamada de En Marea y aparcó una exitosa carrera profesional para liderar el proyecto. ¿Podemos cinco meses después despacharlo con cajas templadas a su casa porque no se cumplieron las expectativas, y como si toda la responsabilidad fuese de él?, vino a decir el histórico dirigente nacionalista. El magistrado en excedencia queda tocado porque se ha visto que no convence a todos los suyos (la Marea Atlántica, una parte de Podemos, Esquerda Unida, ...). Se levantó el veto a que pueda ser el referente máximo de En Marea, pero aún debe pelear el puesto, y no lo tiene asegurado. Sus críticos se resisten a que acapare todo el protagonismo, y por ello no quieren designar a un portavoz nacional o secretario xeral. Apuestan por una dirección colegiada, como rasgo diferencial de la nueva política, aunque hasta ahora el éxito de la nueva política le debe casi todo en Galicia al atractivo de Xosé Manuel Beiras, que puso en marcha AGE, y en España al empuje de Pablo Iglesias. Defienden' los "liderazgos compartidos", una máxima que resulta difícil de comprender en los tiempos actuales. En la sociedad en la que vivimos, los partidos necesitan referentes y el éxito de un partido es directamente proporcional al carisma y la proyección de su líder. ¿No será que los críticos no quieren a Villares como líder y se inventan como excusa que la nueva política no se puede erigir entorno a hiperliderazgos? ¿Los mismos que en Podemos quieren oscurecer la figura de Villares defenderán entonces que Pablo Iglesias dé un paso atrás para apostar por un liderazgo compartido? ¿Dejará Yolanda Díaz de ser coordinadora general de EU para que una dirección colegiada sin cabeza visible dirija el rumbo de la formación? |

| Influencia. La falta de mayoría absoluta del PP en el Congreso va a poner a prueba la habilidad política de Alberto Núñez Feijóo. Su tercera mayoría absoluta, una victoria que se agranda porque es la única en una comunidad autónoma, le convierte en líder de referencia en el PP, en barón estrella de su partido, pero su influencia puede diluirse ante la importancia que los votos de PSOE, PNV u otros partidos adquieren en el Congreso para sacar adelante los presupuestos y cualquier otra iniciativa. Todos reclaman contrapartidas a cambio de su apoyo. Los nacionalistas vascos ya demandan un impulso al AVE de su comunidad, e Íñigo de la Serna ya se ha mostrado receptivo ante una obra que su antecesor en el cargo, Rafael Catalá, consideró "farónica". El titular de Fomento se reunirá con las autoridades vascas el próximo día 22. ¿Irá con un regalo anticipado de Navidad, cuando a Galicia solo vino a confirmar que el AVE se retrasa? Y lo que es peor siete días después propuso como solución para paliar la demora aparcar la variante de Ourense, una iniciativa que desterró en cuanto vio el malestar que suscitó en Galicia, incluido en la Xunta. También la negociación de la financiación autonómica será una prueba de fuego para Feijóo, y la partida no se antoja fácil. Cataluña, con Baleares y Valencia, ya conforman un frente autonómico, cuyos intereses son contrarios a los de Galicia. Y el problema es que el Gobierno central desea con todas sus fuerzas frenar la deriva independentista de Cataluña, y un abultado cheque económico, puede ayudar. El PSOE también hará valer su apoyo en el Congreso para que sus comunidades salgan bien paradas de la nueva financiación autonómica. El Gobierno de Rajoy tiene demasiados socios a los que satisfacer. Su debilidad complica a Feijóo sacar rédito de su tercera mayoría absoluta. Tendrá que emplearse a fondo para hacer valer su criterio y defender a Galicia. Por ello, no es casual que busque el respaldo del PSdeG en sus demandas de financiación autonómica, y que ya haya advertido de que en Galicia "somos buenos, no parvos" y que la comunidad no "pedirá más de lo que corresponde, pero tampoco menos". Tampoco descarta "enfrentarse" a sus compañeros de partido para defender Galicia. El presidente de la Xunta está en guardia.

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