El Puerto de Marín va a terminar el año, con toda seguridad, con un record de movimiento de mercancías o, por lo menos, con una perspectiva para 2017 que será histórica, ya que el entarimado de empresas, trabajadores y administración portuaria se han conjurado tácitamente para marcar una nueva época en la rada. La llegada de la grúa "Post-Panamax" que aún no empezó a operar pero "reina" ya entra las otras dos especializadas de embarque y desembarque de contenedores, garantiza la solvencia portuaria para atender la demanda más exigente y, en eso, cabe destacar el esfuerzo de "Pérez Torres" que habiéndose comprometido con la subasta que atrajo ya a los gigantes de los contenedores, ha echado el resto para contar con la nueva grúa. En otro nivel portuario sólo hay que asomarse a una edificio de cinco o seis plantas cercano al Puerto para ver cómo se trabaja en el astillero de Nodosa. Cientos de coches aparcan a lo largo del muelle de reparaciones lo que da una idea del número de trabajadores que laboran en tiene la factoría donde, dicho sea de paso, se están haciendo los últimos retoques al nuevo remolcador de "AmareMarín" que será otra garantía de operatividad en el futuro. La lonja debía ser ahora el objetivo de recuperación a medio plazo porque también es, lo fue siempre, muy importante.