El Museo Manuel Torres recupera una pieza singular relacionada con el maestro pintor y docente que donó parte de su obra precisamente para que fuese expuesta en sus salas. Curiosamente, alguien que no quiere dar su identidad, ha entregado el caballete ideado y construido por el propio Torres sobre el que plasmó sus obras pictóricas muchas de las cuales se encuentran en el Museo de Pontevedra, otras en el que lleva su nombre en Marín y una gran parte de sus creaciones en colecciones u hogares particulares que muestras sus cuadros con verdadero orgullo. El Museo Manuel Torres sigue siendo de todo menos lo que debiera ser porque, salvo en un mes determinado del año, los cuadros del pintor están almacenados en un sótano, las salas vacías o, como mucho, recogiendo exposiciones de artistas más o menos conocidos que deberían contar con una sala (por ejemplo la misma del salón de actos) mientras el total de los cuadros de Torres tendrían que estar a la vista permanentemente en las demás, que para eso los donó el autor y para eso el gobierno local, por entonces del PSOE, consiguió toda la planta de un edificio para ese fin. Es absurdo tener los hermosos cuadros de Torres en la bodega y solo cuando a algún gobierno municipal con cabeza se le dé por exponerlos de ese modo, se cumplirá el objetivo de esta dependencia municipal. Otra cosa es casi un fraude cultural.

Buenas perspectivas